Capítulo 1:

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》AMY《

Primer día de clases, espero que por lo menos esté mejor que mi verano. agh!!! fue un asco, soy un asco, no me malinterprenten no siempre soy así de gruñona, -JA!!!- reí en seco. ni yo creía la mentira que acababa de decir.

la verdad es que... sí, soy una reverendo asco, pero con eso no tengo problemas prefiero ser así a tener que hablarles a los idiotas que van a mi escuela, la verdad es mejor estar sola creanme, y no me mal entiendan. amo mi escuela pero creo que sería un lugar mucho mejor si no hubiese tanta escoriá rondando.

bajé las escaleras y fui directo a la cocina y allí estaba mi sonriente madre

- ¿lista para tu primer día de clases Amy? -. preguntó ella con una enorme sonrisa en su rosto y es que no entendía a mi mamá, no entendía que tenía de emocionante tal cosa.

forcé una sonrisa y dije - Sí mamá, espero que este año se me haga el milagro y que Josh Adams se haya ido a la luna en un viaje sin retorno nunca jamás, con enfasís en jamás o minimo se haya mudado de país.

- ¿no crees que exageras un poco querida?.dijo mi madre con voz burlona.

- quizás solo un poco madre, pero son mis mas profundos deseos.- dije con una sonrisa en mi rostro.

- que haré contigo-. dijo mi madre ladeando la cabeza de un lado al otro luego siguió diciendo. - date prisa llegarás tarde a tu primer día de clases y no queremos eso ¿cierto?... ay recuerdo tu primer día en kinder eras un encanto.
- tomó mis mejillas y las apretó, solté un chillido de dolor, es que vamos, dolió mucho y al que le hayan hecho eso alguna vez, estará de acuerdo conmigo.

Moví la cabeza de un lado a otro intentando zafar mis pobres mejillas cuando por fin lo logré, lancé una de esas fulminantes miradas a mi madre, de esas que les lanzas a tu mega hiper ultra enemigo y dije - en serio mamá te pasas, ya no soy una niña. Auch!!! En serio dolió-. Acariciaba mis mejillas de seguro habían quedado rojas como tomate y ese color tardaría mucho en desaparecer.

Me puse de pie y me encaminé hacia la puerta. - no vemos a la tarde -. Dije al salir por la puerta, mi madre respondió.
- ten cuidado Amy.. ah si, te ves hermosa cariño-.

Volteé ya estando fuera de casa y dije de forma burlona. - No mientas mamá, sabes que soy un asco -. Ella respondió con firmeza.

- pero eres un asco hermoso -.

Solté una ligera carcajada y luego me despedí de mi madre.

De camino a la escuela pensaba, pensaba en un par de cosas, una me sacaba mucho de onda. Qué chica en su sano juicio rechazaría al perfecto Sr. Darcy, es que si yo hubiese sido Elizabeth, lo secuestro, no casamos y le hago un hijo.

De pronto una voz me sacó de mis pensamientos, una voz que ya conocía y no me daba gusto escuchar.

- Amy, ¿me extrañaste? -. Dijo Josh en forma burlona.

- ¿se nota tanto? -. Pregunté con un tono sarcastico notorío en mi voz.

- ¿Tanto me odias? -. Josh preguntó algo serio.

- Yo no te odio -. Respondí muy serenamente.

El chicó abrió los ojos, obviamente estaba sorprendido.- ¿a no? -. Preguntó

- No, solo esperaba que te atropellara un camión y te quedaras plasmado en una cama, no vayas a pensar que queria que murieras. No soy tan mala o minimo pedí que te mudaras al polo norte o algo así, pero tranquilo, No te odio.- lancé una tierna sonrisa al terminar de decir eso último -.

Josh se quedó en silencio por algunos segundos, supongo que lo impacté o eso creí.

Luego de un rato me mostró una sonrisa que mostraba algo de malicia y luego se acercó mucho a mi, coloqué mis manos en su pecho para intentar detenerlo.
Me tomó por la barbilla e hizo que lo mirara fijo a los ojos y dijo:

- ¿Con que esto es lo que quieres Amy? 》que crees que haces Josh, ya sueltame《 - obvio ignoró mi ordén y siguió diciendo.

- Traté de darte una oportunidad, porque sabes es el último año y todo eso, pero como eres una idiota no entendiste así que te prometo esto:
prometo que este será el peor año de tu vida, lo que te hice el año pasado no se comparará a lo que te espera en este, te prometo que la pasarás tan mal que pedirás a tu madre cambiarte de escuela y por último. Me rogarás que terminé con tu misero sufrimiento. ¡Lo prometo!.

Soltó mi barbilla de forma bruzca, yo no podía articular palabra alguna, estaba inmovil. Dios estaba temblando, sentí como corría una lágrima por mi mejilla. Ya Josh se había marchado.

Cuando por fin pude reaccionar, respiré profundo y dije

- Que carajo acabo de hacer.

Inesperado AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora