Parte 3

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Mi equipo y yo pasamos un buen rato allí en busca de evidencias, o al menos una pista de la persona que había tirado abajo gran parte del bar. No quería sonar amargada o egoísta, pero era un alivio que Jayce no estuviese aquí. Es decir, su trabajo como parte de los oficiales de Piltover se le daba bien, pero en su ámbito de perseguir criminales y atraparlos, no en la parte de investigación. Sabía que estaba juzgándolo y siendo un poco cruel con él, y no es que no le tuviese afecto alguno, pero su actitud solía abrumarme y me hacía pensar cosas como éstas. No siempre estaba en su personaje cretino y galán, él demostraba ser una gran persona, aunque muy pocas veces dejaba su engreída personalidad de macho alfa. Mi intención nunca fue de tener esa sensación de rechazo hacia él, incluso intentaba ser agradable con Jayce por mis padres, pero me era inevitable irritarme cuando empezaba a coquetearme.
La madera crujió a mi lado y levanté la vista. Mis compañeros seguían trabajando en la investigación, yendo de aquí a allá buscando pistas. En el mostrador del bar pude ver que la chica pelirrosa estaba sentada en uno de los banquillos, mirando al exterior por la ventana. Parecía distraída y un poco triste, o tal vez solo estaba aburrida y me daba la sensación equivocada.
De repente, ella giró la cabeza y sus ojos se encontraron con los míos, y ella me saludó con la mano, sonriendo levemente. Desvié la mirada hacia otro lado, avergonzada sin saber porqué. Solo estaba siendo agradable conmigo, ¿por qué me comportaba así con ella? Era una sensación extraña, siendo que yo era bastante seria y me concentraba principalmente en mi trabajo. Mi puesto y trabajo eran lo más importante en mi vida, no me podía dar muchos lujos de tiempos libres y emociones cuando tenía en mis  manos el orden y la seguridad de mi ciudad natal, por lo que a veces la gente se sentía incómoda a mi lado cuando estaba enfocada en mi deber y nada más que eso. Volví a mirar a la chica, quien ahora estaba leyendo lo que debía ser su cómic, del cual me había hablado durante el interrogatorio. Esa versión calmada y distraída de ella parecía totalmente distinta a su yo de siempre, la alegre y chistosa. Me resultó curioso aquello, y como mis compañeros ya se estaban encargando del trabajo, decidí acercarme un momento a ella.
- ¿Qué lees?
La chica levantó la mirada sorprendida y me dio una cálida sonrisa.
-No pensé que te interesaría, además de que lucías ocupada -rió y giró el delgado libro para que yo pudiese verlo-. Es mi cómic favorito, he estado leyendo el mismo unas cuantas veces ya que aún no sale el volumen nuevo.
-Se ve...interesante. ¿De qué trata?
-De hecho...la protagonista me hace acordar a ti -yo me sorprendí ante el inesperado comentario y me sonrojé-. Es una mujer bastante introvertida que dedica la mayor parte de su vida a hacer justicia. Se obsesiona por la seguridad y la ley, ah, y vive con sus nueve gatos -rió, cubriéndose un poco la boca, lo que me pareció adorable.
- ¿Acaso piensas que vivo rodeada de gatos como una vieja solterona? -le pregunté, un poco molesta pero aún así bromeando.
-No lo sé, ¿estás soltera?
Su pregunta me resultó inesperada a pesar de que estábamos hablando algo relacionado a ello. Me sonrojé y miré a un costado.
-Eso...es personal -fue lo único que dije. Ella me dio una mirada burlona y suspiré-. Sí, lo estoy. ¿Hay algo de malo en eso?
La muchacha rió nuevamente, negando con la cabeza.
-En absoluto, aunque me hizo gracia tu reacción, lo siento -ella seguía riéndose, como si fuese una chiquilla. Gruñí y observé a mis compañeros. Al parecer estaban concluyendo con el trabajo y empezaban a tomar sus cosas para regresar a la comisaría-. Por cierto, no he escuchado tu nombre. Apuesto a que es algo sofisticado y elegante.
¿Era eso una burla o de verdad quería saberlo? Ya empezaba a irritarme un poco. Le lancé una mirada fulminante pero no le afectó en nada, ya que estaba apoyada sobre su mano, su brazo encima de la barra, sonriendo.
-Me llamo Caitlyn.
Lo justo y necesario. No quería que se burlase también de mi respuesta. Tanta burla y sarcasmo me ponía de los pelos.
-Ah, es lindo. Te queda bien. El mío ya lo debes de saber -me quedé en silencio unos momentos al no entender a qué se refería-. Vi, soy Vi.
Con que a eso venía el tatuaje en su mejilla. ¿Pero por qué alguien se tatuaría su nombre, y peor, en su rostro? No lo comprendía. De todos modos, aunque me intrigara, decidí dejarlo para otra ocasión. Mis colegas estaban esperando cerca de la puerta. Me separé de la barra y me acomodé un poco el vestido, luego alcé la vista.
-Tus amigos te esperan. Suerte con el trabajo, cariño.
-C-Claro, nos vemos... Vi.
Tomé mi rifle y lo pasé sobre mi hombro, luego nos dirigimos a la salida, no sin antes asegurarle al dueño que todo saldría bien y nos encargaríamos del caso.
Vi... Ese si que era un nombre extravagante e inusual. Me preguntaba por qué llevaba ese tatuaje y por qué se esforzaba tanto en hablarme, siendo que yo solo era una chica corriente y seria.
Volvimos a la comisaria mientras el cielo se teñía de un rojo anaranjado con manchas rosadas, debido a que estaba atardeciendo.

Stealing Your Girl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora