Prólogo

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Luna creciente, 26/08/11 3:32 am

La chica estaba acostada en su cama, luchando contra la presión de sus pulmones. Agitada por la falta de aire, trató de sentarse pero era demasiada la opresión en su pecho. Trató de gritar, pero no lo conseguía, se quedaba sin aliento. Recordó rápidamente el "sistema anti-asma" que su padre había instalado. Deslizó con velocidad su brazo fuera de las sábanas, y extendió su mano hasta el botón, presionándolo. Se dejó caer mientras observaba el techo con su vista nublosa, sintiendo como cada vez faltaba menos tiempo y como sus pulmones se iban vaciando lentamente. Se cruzó los brazos sobre el pecho y flexionó las manos en un intento de luchar contra desvanecerse. Se clavaba las uñas en las muñecas para mantenerse despierta, al menos para ganar un poco de tiempo. Su garganta quemaba y raspaba cada vez que tragaba por los innumerables esfuerzos que realizaba para controlar su respiración, la cual cesaba con cada latido de su, ahora débil, corazón.

De pronto, el techo se iluminó. Trató de suspirar, alguien había llegado a salvarla.

Elliot entró corriendo a toda prisa aún somnoliento pero despejado por la adrenalina y la preocupación. Tomó el inhalador de funda celeste que había caído hacía la alfombra negra en un intento desesperado de su hija por alcanzarlo, y lo batió insistentemente. Observó a su primogénita y sin tardar le puso el aparato en la boca.

Hizo que lo observara —Olivia, cuenta conmigo, ¿de acuerdo? —la adolescente de cabellos blanco asintió —Uno, dos, tres. —dijo para luego apretar el pequeño botón del asombroso invento que evitaba que su hija muriese de un ataque de asma, mientras esta inhalaba el contenido.

Se sentó a un costado de la cama, agotado, y echó su cabeza hacia atrás. Liv, se tranquilizó y volvió a respirar con regularidad en cuestión de segundos. Ambos se observaban en silencio, hablándose sin hablar. Para el señor Hastings, su pequeña era la luz de sus ojos luego del fallecimiento de su esposa, ella guiaba su camino, por ella no se rendía. Y para la única heredera de aquella familia destrozada, su padre era su héroe, el que lucho junto con ella, codo a codo para salir adelante. Y por más fríos que fueran con respecto a hablar abiertamente sobre sus sentimientos, ambos se amaban muchísimo y eso, ambos lo sabían.

El agua salada comenzó a bajar por las mejillas de la chica y los sollozos se volvieron aún más ruidosos. Elliot solo se dispuso a abrazarla y a consolarla, a demás de mantenerse fuerte para no llorar junto a ella.

Luna llena, 14/09/11 10:06 pm

Subió el volumen de su estero hasta al tope, abrió la ventana suavemente y salió por esta misma hacia el tejado. La cerró con sumo cuidado y se encaminó por el techo de su casa hacia el borde del mismo. Una vez ya mentalizada y calmada, pero con los nervios aún rugiendo en su estomago, saltó desde el primer piso para caer en el llano suelo y luego rodar por la inercia.

Sus amigos, en la van junto a la vereda, vitorearon un poco a lo que ella los fulminó y les hizo una seña de silencio. Su padre se encontraba ahí dentro e ignoraba totalmente el escape de su hija.

—Chicos, basta. —refunfuñó una más que enojada Olivia.

Sus hombros se tensaron al ver, gracias a la ventana, la luz de la habitación de su padre encendida. Maldijo por lo bajo mientras entraba a la camioneta a toda velocidad —Creo que ya se le hace costumbre, Liv. —rió Andrea, que ya estaba un poco fumada.

La miró con el ceño fruncido, pero al notar su estado de inconsciencia sonrió —Y tú deberías dejar de fumar porro. —la acusó, a lo que la castaña respondió con un leve encogimiento de hombros para luego volver a reír.

Vió como la ventana volvía a su oscuridad habitual y soltó un suspiro. Al menos esta vez no la atraparían tan fácilmente. Entonces le hizo una seña a Josh, el conductor —ese amigo responsable que jamás fuma ni bebe—, para que comenzara a llevarlos a su destino.

white wolf} T.WDonde viven las historias. Descúbrelo ahora