Call It Magic

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Era Navidad en Hogwarts, el frío y la nieve le daban un aura de castillo encantado, se veía más mágico que de costumbre. Muchos alumnos adoraban la navidad, mientras que otros la detestaban por no poder salir a los jardínes que eran el lugar oficial para fajes.

Todo el castillo estaba bellamente decorado desde el 1 de diciembre para que todos disfrutaran de los maravillosos arreglos antes de partir a sus hogares.
Dumbledore había decidio que antes de mandar a sus alumnos con sus respectivas familias, les haría una fiesta navideña.

Como bien sabrán, las chicas de todas las casas estaban estusiasmadas, corrian de arriba abajo por todos lados, planeando los por menores del evento, mandaban a pedir trajes de gala por lechuza, buscaban sus citas y se las pasaban hablando de los posibles peinados que lucirían ese día.

Hermione Granger no era una de ellas obviamente, no estaba ni pizca de emocionada, asistiría claro esta, pero más que todo por insistencias de Ginny, no habían tenído un baile desde el Torneo de Los Tres Magos, ella se encargó de todos los preparativos, así Hermione no tendría excusas para no asistir, ella mandó a traer ambos vestidos y prometio ayudarla en el arreglo de ese día. Su cita (como no) era Harry Potter, nada menos emocionante que eso, ella quiere mucho a Harry, pero por Merlín, es su amigo, ¡Deprimente!, era como ir con su hermano, en caso de que tuviera uno. ¿Cuán patético es eso?

Ron por otro lado iría con Ginny, con el pretexto de "No quiero a nadie cerca de mi hermanita", corrección, eso era aún más patético y deprimente.

-Bueno ¿Que tal me veo? -Le preguntaba a Ginny.

-¡Te ves espectacular Hermione! Eres preciosa, tenía razón al escoger ese vestido para tí, asentúa tus curvas. -Le decía sonriente Ginny.

Hermione se colocó frente al espejo de cuerpo entero que se encontraba en su habitación del castillo, buscaba cualquier indicio de lo que le acababa de decir Ginny. Su vestido era de una tela suave como seda, de un color crema perla, casi blanco, se veía bien en contraste a su piel tostada, sus delgadas tiras dejaban al descubierto sus brazos y cuello, se apretaba a su cuerpo en los lugares precisos, en la parte de atrás le caía en boca de hamaca, no exagerado, pero si lo suficiente para dejar ver las tenue pecas de su espalda, le llegaba hasta el ojo del pie, calzaba unas sandalias plateadas, y llevaba un recogido que de seguro le haría ver estrellitas cuando se lo quitara, pero eso era mejor que tener que luchar con sus rizos indomables. Se veía bien, ella sabía que no era fea, pero nunca nadie le había dicho antes que era preciosa, eso era nuevo. Mientras se observada con detenimiento pensaba, ¿Preciosa como una veela?

Ella relacionaba esa palabra siempre con una piel inmaculada, nìvea, de cabellera larga lascia de cabellos casi blancos, hermosos ojos almendrados de colores éxoticos, pómulos afilados, labios llenos, naríz fina y aristócratica, largo cuello. Todo lo contrario a ella. Ella relacionaba la palabra Precioso a Fleur Delacour, Luna Lovegood o Draco Malfoy.

Hermione palidecio ante ese pensamiento, el Fántastico Hurón Botador, era un antípatico, arrogante, ambicioso, amargado, su antítesis, y esas eran sólo las palabras que empezaban con "a", ella podría seguir: engreído, estúpido, egoísta, intolerante, insufrible, insoportable, caprichoso, presumido, vanidoso, narcisista, y la lista de apelativos sigue y sigue pero en ninguna de ella está: Feo, puede ser una horrible persona pero, sin lugar a dudas era hermoso... Aaaagggghhhhh ¡Estúpido Malfoy!

-¿Te encuentras bien? -Ginny le tomaba del hombro ligeramente al ver que su amiga tenía la mirada perdida.

-Si, estoy bien. -Le sonrío Hermione en el espejo. -A ver, dejame verte. -Ella se dio la vuelta para mirar mejor a Ginny y puso un dedo en su barbilla, haciendo el modo que pensaba.

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