A veces nos paramos a pensar si la felicidad realmente existe. ¿Tenemos motivos para pensar en esto?
Un motivo no es que te deje tu novio, o que se te haya gastado ese perfume que te regaló tu ex y que tanto te gustaba. Eso es muy abstracto.
En realidad, dudamos de la felicidad en el momento en el que nos planteamos para que existimos, ¿hay un futuro claro? ¿Y una garantía que nos asegure la felicidad en todo momento? Cuando pensamos esto solo nos queda el amor. Esa física y esa química que hace que sientas la felicidad plena aun que solo sea por dos minutos. Pero al final del día llega la noche, no un Sábado, llega la noche un Lunes. ¿Y qué te queda? Recuerdos de un día entero, de un verano, o un curso. Un curso que llega a su final, ya es Junio..¿y qué ocurre? Que llegas a casa y te preguntas si se acordarán de ti esas personas a las que dedicaste 9 meses de risas, aprobados y suspensos.
Creo que todo acaba. Y los finales no le gustan a nadie.
Pero la felicidad son momentos, momentos y personas, personas y momentos.
Un abrazo, una sonrisa, o un sentimiento.
Y lo pensarás un millón de veces en esta vida, pero siempre habrá otro momento o recuerdo feliz.