Inhumano

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El viaje había sido horrible y agotador. Traía los ojos hinchados por el llanto que lo acompaño durante todo el vuelo e incluso la tripulación del avión se acercó para asistirlo, pues pensaron que el desgraciado muchacho sufría de un ataque de ansiedad.

¡Me voy a volver loco!

La suave caricia de la aeromoza sobre su espalda fue el único gesto amable que recibió, pues una vez aterrizaron la tortura empezó con tres letras, el coronel Cho, amigo íntimo de su padre y cómplice en algunos actos ilícitos y de abusos que se cometían en las misiones.

Las piernas le temblaron junto a su labio inferior, aquel hombre solo lo había visto una vez en su miserable vida y le dio un miedo terrible al verlo. El gran hombre de cabello obscuro y cejas pobladas se le acerco, lanzándole al rostro sin nada de delicadeza las prendas de un uniforme "de prisionero" demasiado grande de solo verlo.

- ¡Sube!

Hizo lo que le pidió de inmediato esperando a que el gran hombre lo acompañara.

- ¿Qué esperas para colocarte el uniforme?

- Necesito un baño y...

- O te cambias dentro de la camioneta o lo haces delante de todos en el puerto. Estoy siendo demasiado amable contigo. Tú decides Lee.

Con las mejillas sonrojadas se empezó a desnudar hasta quedar en ropa interior. Nunca en su vida se había tenido que desvestir frente a un "viejo asqueroso" como lo llamo mentalmente al ver como lo observaba. Las manos se le pusieron torpes, pero logro colocarse el uniforme.

- ¡Baja!.

Descendió y a lo lejos un bote que los conduciría a la bahía de Guantánamo. Una vez abordo la idea de escapar de ese lugar paso por su mente, pero sabía que sería algo estúpido y lo más probable terminaría flotando con una bala incrustada en la cabeza.

Poco a poco pudo divisar al fondo una enorme pared de color gris, que se plantaba imponente frente a sus ojos. Aquel lugar que solo había escuchado en historias estaba frente a sus ojos y las lágrimas no tardaron en aparecer cuando recordó lo miserable que iba ser su vida a partir de ese momento.

- Sigue llorando y te daré verdaderas razones para hacerlo. Ahora, baja.

No le dio tiempo a reaccionar cuando un fuerte golpe por la espalda lo tumbo al suelo, haciendo que tragara tierra y raspara su rostro con las pequeñas piedras que cubrían la superficie.

- ¿Qué le pasa loco?

Logro gritar mientras lloraba por el dolor y miedo con las manos apoyadas en las piedras que se la incrustaban en la palma.

Intento levantarse, pero una voz gruesa lo hizo dejar hasta de respirar. Sintiendo también la bota del militar sobre su espalda. De seguro su padre habría pedido ese recibimiento para él.

- ¡No se levante recluta, tiene que mostrarle respetos a su superior!

- Teniente Smith, el nuevo recluta, viene de parte del General Lee. Es su hijo.

Giro su rostro levemente y vio al hombre robusto reír con desparpajo al escuchar que era el hijo del General Lee. Y sintió mucho más terror porque pensó que las cosas serían peor para él.

- Veamos cuando aguantas aquí, hijo de papi.

Presiono sus dientes con más fuerza hasta sentir el sabor metalizado de la sangre. No podía creer que su padre lo estaba exponiendo a ese maltrato, pensó que solo lo iba enviar para darle una lección, la cual no entendía, pues en su interior él no había hecho nada malo ¿verdad?

Love EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora