Iba dejando pedacitos de su alma por el camino. Primero eran pequeñitos, insignificantes. Apenas se notaban por lo que no importaba demasiado...
Su voz interior le decía... "¿ cómo permites que pedacitos de tí queden esparcidos por todas partes ?. Al final no quedará nada para tí ". Pero sí quedaba, siempre quedaba lo suficiente como para dejar algunos pedacitos más. Porque su corazón era inmenso.
La primera vez que dejó un trozo grande fue la primera vez que se enamoró. Amó mucho, con mucha intensidad... Y cuando aquella historia acabó él se llevó una gran parte de ella. Pero por suerte tenía con lo que compensar su pérdida. Así que siguió adelante sintiéndose algo más débil, algo menos inclinada a darse a los demás. Pero siguió adelante...
La segunda vez también estaba enamorada. En esta ocasión fue diferente pero más impactante, porque todo ocurrió muy rápido y, cuando acabó, la ilusión era aún muy grande, así que la decepción y la tristeza también lo fueron... Se sintió traicionada porque se trató de una traición, un ultraje al concepto del amor. Cuando él se marchó no se llevó nada consigo, pero el pedacito de alma se cayó solo, seco, baldío, hueco. Aún así, y aunque esta vez el golpe fue grande, siguió adelante más débil aún, pero decidida a seguir viviendo.
La tercera vez fue lo más grande que había vivido y viviría jamás. Él la necesitaba e hizo de ella su propia vida, su fuerza motriz, su razón para seguir vivo un día más. Hicieron muchos planes, idearon una vida juntos y mientras se hacía posible vivirla, forjaron un mundo de fantasía en el que estarían unidos por siempre y para siempre. Su amor era inquebrantable a pesar de lo difícil que se iba poniendo el soportar tenerse sin tenerse, amarse sin amarse, sentirse sin estar uno junto al otro físicamente. Siempre decían... "todo mejorará"... y aunque nada mejoraba, se amaban tanto que siempre les quedaba la esperanza como algo tangible y eterno, algo que siempre les salvaría. A veces el dolor de esperarse el uno al otro era insoportable pero cuando estaban juntos, todo se desvanecía. Así de inconmensurable era su amor.
Y reescribieron las palabras. Su amor era Amor. Su amistad era Amistad. La pasión entre ellos era Pasión. Era un gran secreto a voces, todos podían sentir las vibraciones entre ambos. Pero hasta el Amor tiene un final...
Cuando él dijo que no podía seguir adelante, cuando le dijo... "te amo y siempre te amaré. Eres indispensable en mi vida. Pero debo seguir, debo vivir sin tí... " ella quedó de rodillas y sintió cómo el último de los pedazos de su alma lloraba desconsoladamente. Lloraba de Verdadero Amor Perdido. Lloraba de soledad anticipada. De desesperación.
Cuando él dijo "adiós mi amor... " y salió, ella se quedó mirando el hueco donde había estado su corazón y lo vio totalmente vacío. Y su voz interior le dijo "te lo advertí. Ahora qué vas a hacer ?". Ella no contestó. Pero sonrió al ver que el lugar donde antes habitaba su alma se estaba llenando. Se llenaba de él. De momentos. De miradas. De promesas que había cumplido mientras le había sido posible.
Ya no pudo dejar más pedazos de su alma porque no tenía más. Pero no le importó. Tenía, y tendría para siempre, su Amor latiendo en el pecho.
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