Diciembre; 31

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-Se agotaron todos los boletos, esta vez no podré viajar. Lo siento mucho.

«-Oh, JaeHwannie, en verdad esperaba que podamos cenar juntos, toda la familia estará reunida dentro de poco

-Mamá, en serio, en serio deseo estar ahí, los extraño tanto...

«-Está bien cariño, al menos podremos grabar un video a las doce ¿cierto? Uno de esos en vivo, ah, las cosas de la tecnología que no entiendo -ambos rieron- ¿Estarás con tus amigos?»

-Uh, sí.

«-Menos mal. -suspiró aliviada- Envía mis saludos, sobre todo a HakYeon, no olvides agradecerle por todo; y cuídate mucho, mi pequeño.»

-No soy un pequeño, mamá.

«-Bien, bien. Un feliz año nuevo, busca siempre lo mejor para ti, JaeHwannie; mamá está muy orgullosa.»

-Igualmente, mamá. Sabes que siempre pienso en ti, todo esto es gracias a tu apoyo; eres la mejor.

«-Gracias cariño, te amo.»

-Yo también te amo, mamá.

Un par de palabras más antes que la llamada alcance su final, aquel joven de cabellos dorados limpió una pequeña lágrima para después de guardar el móvil, escudriñó una vez más la sala del departamento compartido con los demás miembros de grupo, recibiendo la misma imagen desde la noche anterior.

Silencio, soledad.

Los extrañaba, ahora mucho más que nunca, los golpes sin fuerza del líder HakYeon, las miradas intimidantes de Leo, las bromas de Ravi, la sonrisa de HongBin, las burlas de SangHyuk. Nunca creyó que cosas tan cotidianas en su día a día, con aquellos quienes conformaban su segunda familia, llegara a causar una opresión tan fuerte en su pecho y el nudo doloroso en su garganta, quería verlos bajar las escaleras, encender la televisión, comer bocadillos, oír sus risas tontas. Pero así como cada uno conformaba una personalidad, un mundo distinto, también conllevaban diferentes orígenes, sus propias familias; por supuesto, al igual que él, solo que en este momento no tenía ningún lugar donde pasar las fiestas, donde ver los fuegos artificiales, nadie con quien gritar de emoción y abrazarse.

Cabía la opción de llamar a uno de los chicos, cualquiera de ellos de seguro le acogería con felicidad en su hogar, ¿pero quién podía creerse JaeHwan para irrumpir en una fecha tan especial así tan de repente?

Le había mentido a su madre, él siempre se caracterizaba por ser una persona divertida y sociable, por lo tanto nunca faltaba alguien que lo acompañase en las celebraciones, mas esta vez sin ninguna compañía se resignó a tomar uno de sus abrigos y encaminarse en dirección al minimarket más cercano.

Con el vapor de su respiración en el gélido clima de invierno -pese a encontrarse en plena tarde-, se preguntaba qué seria lo que Leo escogería para una cena; probablemente prepare un gran banquete con sus propias manos, exquisito de seguro; sonrió al pensar también en lo que harían Ravi y Hyuk, "pizza", fue la palabra específica, mucha comida rápida hasta quedar inconscientes.

Frotando sus manos y echándoles algo de su cálido aliento se adentró en el pequeño local, algunos papeles multicolores colgados del techo, el nuevo número del año entrante por doquier; tomó una de las canastillas, avanzando casi por inercia al área de comidas.

Papas fritas, una lata de cola, alitas de pollo, un poco de vino, la ensalada más extraña que pudo encontrar, y claro, pizza. Si mamá HakYeon no estaba para reprocharle con voz chillona y un golpe en el cuello, entonces debía aprovechar al máximo.

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