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Megan

"Primer día de instituto nuevo, ¡nuevos amigos, nuevas oportunidades!" es lo que pensaba la madre de Megan sobre el día de hoy (o lo que quería hacer ver a la gente que pensaba). Incluso Megan lo habría pensado. Claro está, si fuera Megan la típica chica tímida y guapa de las fanfics que termina ligándose al chico más guapo del instituto. Desgraciadamente, no era el caso. Es más, Megan ni siquiera tenía claro que le gustaran los chicos. Ni siquiera tenía claro que le gustara nada.

Megan terminó de comerse la galleta que tenía en la mano, con la boca abierta, porque no había nada que le molestara más a su madre, que estaba sentada justo delante de ella, y no había persona a la que odiara más que a su madre. Corrió escaleras arriba para poder lavarse los dientes y terminar con algo de tiempo antes de tener que irse para coger el bus. Tras enjuagarse la boca con su enjuague especial para encías sensibles, terminó cayendo en la tentación de mirarse en el espejo, que mostraba el reflejo de una chica pálida y delgada con una cara del montón y una nariz demasiado chata. Se pasó el dedo índice por las pestañas, decidiendo que no sería mala idea aliñarlas levemente con un poco de rímel. Por lo menos eso daría un poco de lustre a su cara de muerta. Además, resaltaba bastante sus enormes ojos amielados.

Ese día, Megan llevaba el pelo suelto que le llegaba a la cintura: negro y brillante, aunque no muy abundante; una camiseta blanca ancha con Beavis y Butthead dibujados en ella y unos pantalones cagados color gris, terminando con unas Nike Jordan rojas tan viejas y desgastadas que su suela había sido pegada por ella con superglue tan cutremente y tantas veces que había formado una especie de capa de pegamento que las hacía un centímetro o dos más altas de lo que eran.

Cogió su mochila repleta de chapas de OFWGKTA y NWA (sin mencionar las cinco de Eminem) y salió por la puerta con su natural semblante calmado e incluso serio, aunque por dentro estaba hecha un manojo de nervios sólo por pensar en su situación: una chica nueva en un instituto de chungos incorporándose en mitad del curso. Simplemente, maravilloso.

Cuando llegó a su parada, que le había costado un poco encontrar, el autobús no había llegado, ni tampoco los el resto de alumnos de los alrededores de su casa, que, según su madre, eran unos cuantos. La parada se encontraba prácticamente vacía, con la excepción de una chica rubia con trencitas por todo el pelo que estaba escuchando una canción de las Girls' Generation. La tenía tan alta que se podía escuchar a través de los cascos. Le hizo bastante gracia, porque si su yo de hacía dos años la hubiera encontrado, se habría puesto a fangirlear sobre Taeyeon con ella. Gracias a Dios, tenía más que enterrada a esa Megan de hace dos años y con ella, a las Girls' Generation. Había un chico pelirrojo y regordete con una camiseta de Lady Gaga que llevaba la raya pintada, y lejos de parecerle raro, Megan pensó que le quedaba bastante bien y que resaltaba sus ojos verdes. También había una pareja que se estaba morreando tan intensamente que casi podía oírse como chocaban sus lengua. Era tan asqueroso que Megan tuvo que levantarse de su lado porque le habían empezado a venir arcadas, que la chica parecía haber escuchado, separándose unos centímetros de su novio entonces para lanzarle una mirada asesina a Megan, que respondió con una torpe sonrisa. La chica llevaba de pendientes dos grandes aros de plata y tenía el pelo del mismo color que Megan, aunque más corto. Llevaba una raya muy exagerada en los ojos, una pequeña cruz colgándole del cuello y una camisa de cuadros rojos entreabierta para dejar su escote al descubierto. Tenía rasgos latinos y era muy guapa, pero en ese momento Megan sabía de sobra que el sentimiento no era mutuo. Su novio también era latino, con hombros anchos y el pelo muy corto. Eran prácticamente iguales y parecían hacer buena pareja, aunque él parecía algo menos molesto que su novia por la arcada de Megan.

Justo entonces, el autobús llegó a la parada y Megan nunca se había sentido más afortunada de poder ir al instituto.


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