Parte 2

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Los climas fríos le hartaban tanto como le gustaban, era la única ocasión en donde no sabía si se sentía a gusto o no con el ambiente. Porque por un lado hacia un puto frio, pero por el otro había poca gente en las calles por lo que no tenía que soportar a toda esa gente sonriendo y gritando alegres por cualquier cosa.

No tenía que soportar gente siendo feliz.

Nunca admitiría que en el fondo (bien en el fondo) odiaba el verano porque era la temporada en donde era más consciente de su infelicidad cotidiana a la que estaba forzado acostumbrarse.

Ese día específicamente se le antojó salir a andar por las calles para desquitar su frustración causada por un acontecimiento extraño hace noches atrás que al parecer no lo dejaría en paz en varios días, o quizás semanas. Por más que esperaba que esa sensación incomoda desapareciera de la noche a la mañana, más parecía agravarse junto con el intolerable deseo de querer ver a esa persona que lo estaba mortificando "sin querer". Entre comillas porque Menma le echaba toda la maldita culpa al estúpido disfrazado de chica de no poder follar tranquilo con todas las mujeres con las que ha intentado hacerlo después ese día.

Si antes el sexo le resultaba por lo menos un poco interesante los primeros segundos, ahora era demasiado aburrido. Antes por lo menos se mantenía aunque sea un poco entretenido en hacer gemir a cualquier tipa aunque él no estuviese sintiendo nada en realidad.

Estaba acostumbrado a no sentir nada con nada, pero desde que conoció a ese tipo su estómago parecía ser una especie de batidora que revolvía todas las sensaciones que jamás sintió antes solamente para molestarlo. Pero eso solo ocurría cuando se acordaba de él, que era cada un cuarto de hora.

Cuando Menma se percató que estaba maldiciendo en voz alta al tipo del labial púrpura en plena calle publica decidió que era mejor ir a tomarse algo caliente porque estaba demasiado helado allí afuera y sin dudarlo mucho entró a una cafetería nueva a la que no prestó gran atención hasta que vio la enorme fila frente a la caja para pagar donde todas y cada una de las personas formadas eran solo mujeres demasiado inquietas, pues gritaban y se empujaban unas con otras intentando llegar al primer puesto.

Pensó en irse de inmediato, pero la conversación que inició una chica formada delante suyo le llamó la atención.

—Vaya, de verdad es guapo, ¿Por qué no me dijiste antes que alguien como él trabaja en este lugar?

—Porque al parecer es nuevo.

Aja, por eso tanto escándalo. Reviró los ojos con hastío y chasqueó la lengua. "Ha de ser un maldito simplón" pensó de inmediato pues no era la primera vez que presenciaba como un montón de chicas jóvenes se volvían locas por cualquier tipo que pareciera destacar más que otro.

Su chasquido llamó la atención de las chicas que conversaban antes pues se voltearon a observarlo.

— ¿Qué? —Masculló de mala gana.

— ¡Oh! ¡Tú también eres bastante guapo! —Soltó sin pudor una de las chicas y de inmediato Menma sintió que se volvía el centro de atención de la fila completa que se volteó a mirarlo.

Lejos de incomodarle, mantuvo su semblante serio y desinteresado que parecía siempre ser su mejor encanto para hacer que cualquiera estuviera dispuesta a ser llevada por él a donde sea. Pero esta vez solo quería un café y nada más.

—Es cierto, es demasiado guapo.

O eso creyó hasta que escuchó esa voz proveniente de más adelante. Su atención fue inmediatamente hacia el chico que osó llamarlo guapo sin vergüenza alguna.

Anhedonia (MenChara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora