Parte 1 - LAZOS PERDIDOS

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Cuenta la historia, que durante mucho tiempo los hombres no tenían compasión con otros al estar divididos por sus diferentes deseos y sus habilidades...

Antes de que hubiera paz sólo existía la guerra, donde todos los días, habían tragedias, se escuchaban gritos de furia, dolor y tristeza, se miraba y olía la sangre por doquier, la muerte caminaba en las calles sin necesidad de ocultarse ni de que la vieran y ni de las memorias de los que la habían visto, existía un dolor infatigable donde los hombres vivían casi sin temor... Hasta que un día, un hombre extrañamente buscó una alternativa para acabar con eso, con poder divino, dividió su alma en dos partes creando a dos Dioses... Doragón, el Dios Sabio, teniendo la habilidad perfecta con espadas para defender siempre con el bien y, Verstiamus, el Dios Cruel, teniendo poderes siniestros con las habilidades psíquicas y, hasta brujería...

Éstos dos, crearon La Fuente de los Recuerdos, donde en sus aguas moran todas las memorias de la guerra que había durado si no es que milenios por causa de los hombres, y así fue, como llegó la paz a ese mundo... Doragón y Verstiamus antes de irse, bendicieron a tres familias, la Familia Kihashi, la Familia Zarudo, y por último, la Familia Arcana.

Cada miembro de cada familia poseen una de las dos habilidades que tenían Doragón o Verstiamus, cuando cada miembro cumplen 15 años de vida son evaluados para saber cuál fue el don que se les otorgó... Pero en la Familia Arcana, cada miembro tiene las dos habilidades juntas, sólo en la Familia Arcana.

En el Castillo Arcana, viven Walter el Rey, y sus tres hijas de mayor a menor: Lizbeth Arcana de 22 Años, Nahomy Arcana de 19 y Sarah Arcana de 16. Llegó un día en que la Familia se reunió para comer, donde Walter haría su siguiente dictado con sus hijas.
Walter: Hijas mías, hay algo que deben saber, el día de mañana cumpliré mis 56 años de vida, lo que significa que al cumplir mis 34 años en el reinado llegarán a su fin, por lo que su hermana, Lizbeth Arcana será la Nueva Reina.

Walter tomó la mano derecha de su hija Lizbeth que se sentaba a su izquierda y le dijo:
Walter: Confío en tí, mi querida Lizbeth, que orgullo llamarte hija (Sonríe y voltea) al igual que a ustedes dos, mis hijas menores.

Mientras Walter, Lizbeth y Sarah sonreían, en Nahomy despertaba un deseo con propósitos crueles, y estaba comenzando a ver con ojos de envidia a Lizbeth.

Al anochecer, Nahomy estaba en su cama de su cuarto y llamaron a la puerta, se levantó y la abrió, era su hermana Lizbeth.
Lizbeth: Hermana, ¿Estás bien? Te noté extraña a la hora de la comida.
Nahomy: No, no estoy bien...
Lizbeth: (Preocupada) ¿Qué ocurre? ¿Estás enferma?
Nahomy: No es eso...
Lizbeth: ¿Entonces?

Nahomy bajó la vista y salió de su habitación, donde se dirigió al Trono de su padre Walter.
Lizbeth: ¡Nahomy!

Nahomy llegó y entró a la sala del trono, y su padre la miró con una vista rara y le preguntó:
Walter: (Preocupado) ¿Qué ocurre Nahomy?
Nahomy: ¿Por qué?... (Comienza a llorar) ¿Por qué escogiste a Lizbeth?... ¡¿Por qué escogiste a mi hermana para ser Reina y no a mí si yo soy más fuerte que ella?!

Las puertas de la sala del trono se cerraron de un golpe cuando Nahomy dijo aquello y Walter se iba preocupando cada vez más.
Walter: Tranquila hija mía...
Nahomy: No, no me voy a tranquilizar... ¡¡No lo haré porque tú me lo pidas!!

Walter se levantó de su silla y dijo:
Walter: ¡Nahomy!

Nahomy, aún con su vida agitada por sus problemas, al oír a Water, simplemente salió de la sala y al salir ahí estaba Lizbeth con su cara de preocupación, haciendo contacto visual con Nahomy, pero ésta se hizo de lado y se fue otra vez a su habitación, y ahí fue cuando alguien comenzó a verla con gran interés. Nahomy, al caer dormida, comenzó a soñar un Mundo oscuro y muy cruel, escuchaba gritos, veía gente agonizando y después, comenzó a escuchar a Verstiamus y éste le decía:
Verstiamus: Anda Nahomy, despierta.

La Fuente de los RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora