CAPITULO I

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Saludos mi nombre es jhonathan soy abogado. Trabajo en una oficina en la que está un grupo de viviendas y curiosamente en la puerta de al lado vive *lucia* una chica de unos 32 años que me pone a todo vapor de solo verla.

Su compañero, como ella dice, es bombero retirado y por lo que ella da a ver parece que su manguera ya se seco hace algún tiempo.

A veces me la encuentro en el portal, debe medir 1,70 tiene el pelo negro, un culo que te pone ciego solo de mirar y unas tetas que wooow.

Todos los compañeros en la oficina dicen que no vale un bolívar, pero yo creo que a esta mujer se le puede hacer algo por la patria.

Acostumbra a vestir unos jeans que le marcan las nalgas y cuando es verano y anda en camiseta a mí me la pone dura de solo de pensar en poder meter mi pene entre sus dos grandes senos.

Desde hace algún tiempo estoy desesperado por ella, sueño con que me la estoy cogiendo, que se me come el pene y despierto todo húmedo por las mañanas a veces creo que esta mujer viaja a mis sueños, solo para complacerme.

No se como coño le voy a entrar pero seguramente el día que me planee cogérmela será de película xxx. Solo de pensar en poder meter mi pene entre su senos me excita de tal manera que dios!!

Hace tiempo estaba tumbada al sol en su terraza. Yo me subí al almacén que tiene una ventana que da a este patio. Y ... Boom, Allí estaba ella, tomando el sol con las señoras al aire. Mierda!!! Vaya pedazo de tetas que se gasta. El sudor corría por sus pezones que me daban ganas de tirarme para comérmelos. En un descuido se dio cuenta de que la estaba mirando, yo me retiré un poco para atrás. No reacciono de mal manera, incluso.. Se dio la vuelta y la tanga la tenía entre las nalgas. Tiene un culo que está diciéndome continuamente cógeme, cógeme. Agarré mi pene que estaba como un volcán y me dije: tío, tírate a por ella y métesela lo más que puedas.

De repente salió el mamón del bombero y le dijo que se metiera a la casa que se le podía pegar alguna mosca, cuando realmente lo único que se le podía pegar era mi pene con mis dos bolas.

Un día al finalizar el trabajo, cuando ya no quedaba nadie en la oficina, se pasó a preguntarme si le podía hacer un escrito para enviar a una casa comercial solicitando trabajo. Le dije que no había problema "yo creí, bueno mano, esta es la tuya). Me senté delante del ordenador y mientras ella dictaba yo no le quitaba los ojos de esos hermosos pecho. Rato después, ella me preguntó si se podía quitar la chaqueta y yo que ya la tenía como la de un caballo no supe que decir. Cuando me di cuenta, esos hermosos pechos estaban encima del monitor del ordenador "puesto que era medía putona". Me entraron unas ganas de meter la mano y exprimírselas, pero..... Todo acabó como siempre y al final tuve que lavar la ropa a mano, me dio las gracias y se fue.

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La Vecina XXX ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora