Hola, me llamo Elena Pozuelo, tengo 51 años y soy escritora, la escritura siempre ha sido mi gran pasión desde que apenas empecé ha andar. Todo empezó un 6 de mayo, yo estaba a punto de nacer y mis padres fueron corriendo al hospital, mi padre se pasó horas en la sala de espera muy preocupado pero yo nací bastante sana y sin ningún tipo de enfermedad ni deformacion. Yo estava en brazos de mi madre, que se le caían las lágrimas de la emoción, mi padre estaba al lado nuestro, también muy emocionado, y yo, por supuesto, sólo me la pasaba lloriqueando, pasaron meses y yo cumplí un año, aunque la gente no lo crea, ahí es cuando empezó mi gran pasión por la escritura.
Estaba sentada en una silla al lado de mi mamá cuando ví en una de las estanterías del salón un gran libro que se basaba en diversas historias de Sherlok Holmes, yo me bajé de la silla y comencé ha caminar hacia las estanterías, me incliné para coger el libro y llevárselo a mi mamá para que me lo leyera y mi mamá, muy sorprendida, tomó el libro, me sentó en la silla y comenzó a leermelo.
Después de muchas horas de lectura mi mamá estaba muy cansada, cerró el libro y se fue a la cama, yo quería que me lo siguiera leyendo, entonces comencé a molestarla, pero estaba tan cansada que no se despertaba, ahí es cuando se me ocurrió la idea de tomar el libro, una hoja y un lápiz y aprender a leer y a escribir. Mucha gente se piensa que al aprender a escribir y a leer a tan corta edad soy una persona superdotada, pero no es así, simplemente, aprendí, me llevó muchos dias aprender a coger el lápiz de manera adecuada, escribir diversas vocales y consonantes que no conocía y leerlas todas sin equivocarme, cuando escribía me colaba en mundos maravillosos que sólo yo conocía.
Cuando entré a la escuela con tres años, por supuesto, iba más avanzada en cuanto a lectura y a escritura que los demás niños, debido a mi rapidez para leer y escribir, todos los maestros empezaron a llenarme de preguntas con sólo leer la primera palabra del libro, me hacían preguntas como "¿Quien te ha enseñado?" "¿Cómo lo haces?"....y así todo el rato, pues todos se pensaban, como dije, que era una persona superdotada, y al final siempre me lo preguntaban, pero la curiosidad se rompía en pedazos cuando yo o mi mamá les deciamos que no era superdotada, que simplemente aprendí por mí misma.
Después de la hora de de la comida siempre hacia mis deberes y después seguía escribiendo, me pasaba las 24 horas del día escribiendo todos los cuentos que se me ocurrían, en la escuela no hacía muchos amigos porque todos los niños me tomaban como una niña aburrida, pero a mi ese tipo de críticas no me frenaban, yo seguía escribiendo, escribía en casa, sentada en mi nuevo escritorio que me había comprado mamá para hacer mis tareas, mientras yo escribía los demás niños se la pasaban jugando en la calle a todo tipo de juegos, que a mi, no me fascinaban para nada.
Por la ventana de mi habitación observaba a todos los niños, las niña siempre estaban saltando a la comba o jugando con muñecas, y los niños y algunas otras niñas jugaban al fútbol en una especie de campo.
Un día mi tía Natalia, que es una de las hermanas de mi mamá, quiso apuntarme a un concurso de escritura de cuentos, a ella también le gusta mucho escribir desde muy pequeña. Por suerte me cogieron para concursar, mi mamá, mi tía y mi papá estaban muy ilusionados, se me hizo muy fácil la entrada al concurso, sólo había que hacer un cuento de una cara, yo tenía ventaja frente a los demás niños que se presentaron, ya que mi aprendizaje empezó con una muy corta edad.
El concurso pasó muy rápido, quedamos como finalistas yo y una niña algo mayor que yo, tenía el pelo rubio, ojos azules, y una gran melena que casi le llegaba a los pies, vestia con un pantalón de un color rojo muy intenso, una camiseta que le llegaba hasta las rodillas y unos zapatos de suela muy fina, su nombre es Cecilia. Se dirigía hacia mi cuando estábamos a punto de salir al escenario y empezo a cubrirme de numerosas preguntas, preguntas que durante toda mi vida me habían estado persiguiendo, "¿Como lo haces así de bien?" "¿Quién te enseño?".....y así toda una hora, yo siempre contestaba lo mismo a todo el mundo, siempre me hacían la mismas preguntas y la avalancha siempre acababa en la misma pregunta ("Eres superdotada?"), siempre igual, pero aprendí a vivir con esa pregunta durante muchos años hasta que me acostumbré.
Salí muy aliviada al escenario, ya que por fin había terminado esa avalancha de preguntas que parecía que no iba a tener fin, Cecilia iba bastante nerviosa en insegura, sin embargo a mi me pasaba todo lo contrario, bastante tranquila y segura.CONTINUARÁ
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El camino hacia la escritura
Non-FictionQue tal?, mi nombre es Elena Pozuelo y soy escritora, mi pasión empezó cuando tenía apenas un año de edad, ahí fue cuando aprendí a leer y ha escribir y por eso la gente piensa que soy superdotada cuando les digo que aprendí con esa edad, pero no lo...