Capitulo 3

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3-El dia de la cosecha.

Estoy nerviosa, muy nerviosa, no quiero ir no. Pero voy. Me coloco una falda negra y una blusa blanca. Unas botas para los pies y ya está, no tengo mas nada que ponerme. Entonces llaman a la puerta. Cuatro golpes. Mi padre.

-¡Pasa!-Grito, colocandome bien el cuello de la camisa.

El entra sin decirnada, sin hacer ruido, simplemente entra. Se coloca tras mi y veo su reflejo en el espejo. Es un hombre mayor de pelo canoso y tez blancuzca, tiene un aspecto enfermizo. Me coloca un pequeño collar plateado, una estrella, pequeñita. 

Resalta mis ojos y casi pasa inacvertido en la blusa. Me contemplo un momento en el espejo. El pelo negro me enmarca el rosto. Soy un poco larguilucha, pero que le vamos a hacer. 

Salgo hablando animadamente con mi padre, bueno, mejor dicho lo intento. Mi hermano de pelo oscuro y muy corto, viste una camisa simple y unos vaqueros. No tiene mas de catorce años, parece más mayor desde los anunciaron lo de los juegos.

Vamos caminando hasta el escenario abierto de la cosecha. Me coloco donde las chicas, me despido de mi hermano, tal vez para siempre, tanto el o yo podemos morir en un plazo de ¿tres semanas?

He escuchado al menos una cosa de cada una de las chicas que me rodean. Me muerdo el labio nerviosa. No soportaría ver morir a algunos de mis amigos. 

El edificio de justicia es de un color rosa chillón, parece que lo acaban de mintar porque todavia, la fachada no esta cubierta de cagadas de pajaros. En el balcón del segundo piso se encuentra el hombre del capitolio que sacará los nombres de los veinticuatro chicos que se mataran en breves.

Tiene la piel de un ligero color azul, contrasta demasiado con el rosa chichón de fondo. Su ropa verde fluorescente y el pelo de color amarillo chillón. Tiene sus dos hurnas llenas de nombres. De nuestros nombres. Empieza a contar todas las tonterias de siempre. Que si la rebelión de los distritos, que si el capitolio bla bla blah.

Detras de ellos estan los vencedores de los juegos anteriores. Unos chicos que parecen un poco drogados y una chica con temblores. Todos son morenos y tienen quemaduras en la piel. He oido decir que fué el capitolio porque lo desobedecieron o algo así.

Termina de hablar y se presenta.

-Soy Octavio y voy a darles a conocer los nombres de los 24 tributos de este año-Sonrie enseñando unos dientes de colores chillones y mete las dos manos en la urna de los chicos.

-Héctor Retosqui, Aquiles Troslo, Ulises Teodoren, Eros Pantrisca, Troy Baton, Telmo Giston, Evaristo Gilon, Icaro Lendez-Mi corazón salta al escuchar su nombre, le amo tanto y va ha morir...- Jacinto Leronce, Jorge Rotrez, Caronte Eltun y Menelao Ristus.-Mi hermano, no, no, no, esto no puede ser, apenas es un niño va a morir. Se me cae una lafrima.

-Ahora las chicas!-los chicos se aproximan lentamente, algunos tienblan, otros lloran y la mayoria intentan parecer fuertes. Mi hermano es de esos de los que lloran. Los dedos de el hombre se unden en lso papeles y saca mas de una docena. Tira algunos a la unra de nuevo, rezo para que mis nombres sean algunos de esos que caen.-Katrina Alguén, Persefore Truestin, Nathaly Orchiva, Dafne Teshin, Ariadna Levin, Apolline Cestien, Dreama Urten, Aure Ristus.-No escucho mas.

Mis pies se mueven por arte de magia. Las chicas se abren dejandome pasar. Le doy una patada a una que no se mueve e inmediatamente tengo una estrategía. Pongo cara de saticfacción y sonrio valizante, edesplazo los hombros hacia atras, coloco los brazos en jarras y empienzo a andar más rápido, como si estuviera ansiosa por matarme en los juegos.

Me coloco junto a la puerta situada perpendicularmente bajo el balcón y sonrío con aire amenazador, miro a los tributos como inspeccionandolos, haciendome una idea de todos y sonrio como si fuera mas que todos ellos.

Por dentro siento que podria morir en este mismo momento y no me daría cuenta. Pero aguanto el tipo.

Nos hacen entrar a diferentes habitaciones y esperamos a que vengan nuestras familias. Yo me tumbo en el butacón y sonrío. Lo he echo bien. Debo sonreir para no derrumbarme. Unas lagrimas me caen por el rostro pero consigo pararlas antes de que se me inchen los ojos.

Mi padre entra y me abraza. Me aprieta fuerte contra el sin decir nada.

-Cuidalo, tienes que hacerlo, no lo mates.-Habla de mi hermano lo sabia. Se me escapa otra lagrima y entonces es cuando lo decido, lo matare, me lleno de una furia animal, que tan pronto como aparece desaparece. Soy una estupida.

-Teneis que ganar, te quiero, os quiero, no podria soportar perderos a los dos.-Le sonrio, para que el ultimo recuerdo que tienga de mi sea bueno.

Luego entra mi madre que se limita a llorar y yo le digo que no puedo verla a si que tengo ganas de llorar, pero que tengo que ganar puntos.

Entonces entra a quien estaba esperando. Mi profesora. Me da una libreta. 

-Escribelo todo aqui. No sobre los juegos sino como te sientes, si mueres, sabre que sentiste que pensaste, tendré algo tuyo.-Entonces comienza a llorar. 

-Hoy solo veo lagrimas-Digo crispada por el dolor y la abrazo.- No se preocupe ganaré. 

Se seca una lagrima y me agarra de un hombro.

-Tu estrategia es buena alimentala. Eres buena lanzadora te he visto en gimnasia, sacale provecho.

Me da unos consejos y un agente de la paz la obliga a salir de la habitación. Me lleva al tren. Lloro un poco en mi cuarto el tren, mañana estaremos en el capitolio, así que luego vuelvo a mi cuarto apunto algo en la libreta, termino de llorar y caigo dormida.

Primer Vasallaje de los 25Donde viven las historias. Descúbrelo ahora