Capítulo 4: Noche de karaoke

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Después de cenar ambas van a cambiarse y yo me recuesto en el sillón dispuesta a hacer un poco de zapping. Sin embargo, la tranquilidad no me dura mucho tiempo.

­―¿Qué se supone que estás haciendo? ―me pregunta Jane.

―Descansar... y mirar un poco de tele. ¿Por?

―¡No, no y no! ―replica Kate―. No vamos a dejar que salgas así. ¡Estuviste todo el día con esa ropa!

―Ya la escuchaste... ¡Arriba! Vamos a buscarte algo lindo para que te pongas.

Como dicen: si no puedes contra tus enemigos, únete a ellos... y yo hace rato comprendí que es inútil discutirles. Me levanto y voy hacia la habitación con ellas, a ver qué puede prestarme Kate que sea de mi talla.

―¡Esto es perfecto! ¡Tenés que probártelo! ―me dice Kate entregándome un vestido color turquesa que se ata al cuello y tiene la espalda libre.

―No creo, me parece que es demasiado corto ―respondo.

―Combina con tus ojos... ¡Te va a quedar hermoso! ―intenta convencerme Jane―. Con probar no perdés nada.

Finalmente, tengo que reconocer que tenían razón, no es muy corto, combina con mis ojos, y sí me queda bien. Me pongo unos zapatos negros con un poquito de taco y un saquito de hilo negro. Jane es una loca del maquillaje, así que después de buscar en Instagram y YouTube tutoriales para resaltar mis ojos celestes, me maquilla de maravillas.

Jane tiene cabello castaño un poco más oscuro que el mío, ondulado y por la cintura. Es la más alta del grupo, pero aun así amante de los tacones altos, por lo que nosotras a su lado parecemos niñas pequeñas. Kate, por su parte, tiene el cabello de un tono pelirrojo claro y perfectamente lacio. Nunca lo usa más allá de sus hombros. Es muy blanca y está llena de pecas, por lo que evita los colores demasiado claros. Según dice, "la hacen parecer un fantasma".

Se prueban como veinte conjuntos cada una hasta elegir el indicado.

Llegamos al bar y nos encontramos con que es noche de karaoke. ¡Qué divertido!

Nos dirigimos a una mesa cerca de la ventana y nos pedimos un par de tragos. Mientras charlamos animadas, criticamos a un par de impresentables que agarran el micrófono y alabamos a los talentos escondidos que realmente tienen muy buena voz.

Me levanto para ir al baño y atravieso el local lleno de gente. Estoy por llegar cuando una chica medio borracha pasa corriendo al lado mío. La esquivo y, cuando creo que ya estoy fuera de peligro, un chico sale de la nada y me golpea, tirándome al suelo. Me pide disculpas y me tiende la mano para ayudarme a levantarme, pero al ver quién es lo ignoro. Me levanto rápidamente y me voy sin dirigirle la palabra.

¿Puede ser que en un mismo día me haya topado con este personaje tres veces? ¡Y siempre de la misma manera! Sin embargo, su actitud fue completamente diferente esta vez. Se notaba la preocupación en su mirada, como si realmente estuviera apenado. Eso, o el alcohol está empezando a hacerme efecto y veo cosas que no son.

Al salir del baño, me sorprendo mirando en todas direcciones para ver si lo encuentro. Pero no, parece haber desaparecido.

Vuelvo a nuestra mesa y, al cabo de un rato, el animador del show pide que suba una chica al escenario. Mis amigas me insisten y cuando quiero darme cuenta estoy junto a él.

―Perfecto ―dice al micrófono―, ahora solo nos falta un caballero que acompañe a esta hermosa señorita, así comenzamos la tanda de dúos.

¿Dúos? ¿En serio? ¿Por qué justo cuando es mi turno? Un grupo de chicos empieza a corear llamando a un tal Sam, y enseguida todo el local lo reclama. Los pedidos no cesan, por lo que el susodicho sube al escenario.

¡Me tienen que estar cargando! Miro para todos lados a ver si hay alguna cámara de televisión, porque definitivamente alguien se ensañó conmigo. Ahora ya sé el nombre del chico de mis pesadillas.

Intento bajarme del escenario, pero el presentador no me deja, así que no me queda más remedio que cantar con él.

La canción empieza a sonar y cuando veo la letra en pantalla no puedo creer que me vayan a arruinar así una de mis favoritas. Se trata de Lucky, de Jason Mraz y Colbie Caillat.

Él empieza a cantar y, aunque lo odie, tengo que reconocer que canta como los dioses.

―Do you hear me? I'm talking to you

Across the water, across the deep blue ocean

Under the open sky, oh my, baby I'm trying 

Llega mi turno y no sé cómo logro que me salga la voz, me quedé encandilada. Mientras lo escuchaba me permití observarlo. Está vestido con un pantalón de jean color beige y una camisa a cuadros en tonos celestes, un look completamente diferente del que llevaba esta mañana.

―Boy, I hear you, in my dreams

I feel your whisper across the sea

I keep you with me in my heart

You make it easier when life gets hard ―canto mi parte y comenzamos el estribillo. Él se acerca, me toma de la mano y hace que lo mire a los ojos para continuar con la canción.

Nuestras voces se acoplan perfectamente y al terminar todos se ponen de pie para aplaudirnos. Estoy bajando del escenario, aún con las piernas temblando, cuando siento que me toma la mano. Me doy vuelta y me encuentro con su sonrisa.

―Creo que empezamos con el pie izquierdo, ¿me disculpás? ―Vuelve a sonreír y aparece el hoyuelo en su mejilla―. Mi nombre es Sam, ¿el tuyo?

Amor Duplicado (6 primeros capítulos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora