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─Jiminnie, apúrate. Vamos a zarpar.

Jimin saltó al oír su nombre salir de la garganta de Yoongi. Su suéter color azul marino se movió junto al viento mientras corría al barco de mediano tamaño, a los brazos de su hyung, el cual lo esperaba en ese mismo lugar.

Y Yoongi lo acogió entre sus brazos, protegiéndolo fuertemente como si fuera lo único que tenía. Tal vez porque lo era. Luego de la muerte de sus parientes y haber sido abandonado en aquél oscuro mundo, el chico hecho de pura dulzura era su único medio de escape de su pena. Que aquellas lindas sonrisas llenas de bondad, los adorables ojos que acompañaban a esta y ese conocido rubor que crecía en sus mejillas de color cada vez que le contaba lo hermoso que era ante sus ojos inexpertos.

Nunca creyó que dependería tanto de una persona, de un simple chico que conoció en un parque mientras lloraba de soledad. No sabría que hacer sin su pequeña fuente de felicidad, aquella que necesitaba para pintar sus monótonos días de lluvia en coloridas tardes de primavera sólo con pequeño tacto o insignificantes palabras que para Yoongi significaban el universo.
Por eso quería hacer esto por él, lo haría todo por él.

No fueron ni una, ni dos, ni tres veces en las que Jimin se emocionaba al ver noticias sobre una tan llamada "Isla Estrella". Una isla alejada de la ciudad, donde la luna parece legítimamente emergir en el agua y las estrellas guían el camino hacia el paraíso. Aunque para Yoongi cualquier lugar era llamado paraíso si estaba al lado de Jimin, quería cumplir el sueño de tan importante chico para él. Cuando le dio la noticia, lo que recibió fue un ataque de besitos por si cara y un abrazo de quitarle el aliento.

Y si le preguntan si había valido la pena, orgullosamente diría que sí.
Todo valía la pena si se trataba de ver al menor con esa tan radiante sonrisa por mucho tiempo, esa era su única y suficiente paga, y no podía pensar en nada mejor.

Yoongi acarició las castañas fibras de cabello de Jimin, besando el templo de su cabeza, sonriendo al escuchar tan preciosa melodía que era la risita desbordante de alegría del más pequeño. El dulce aroma a frutas invadió el cuerpo de Yoongi, drogándose con él, encontrando su lugar feliz con su tesoro entre sus brazos, a quien nunca dejaría ir.

Jimin hundió su cara en el cuello de su novio, disfrutando su calidez que nunca fallaba en hacerle sentir protegido de cualquier mal. Hundió si cara en donde más le gustaba hacerlo. Le dio un pequeño beso a la zona, sin querer separarse de su hyung. Nunca quería separarse de él.

─Hyung...─Llamó el castaño, finalmente observando a los ojos felinos,─...Gracias. Sólo-

─No tienes que agradecer nada.─Interrumpió, tomando una mejilla en su mano mientras la otra seguía en su cintura.─Sólo quédate aquí.

star island (os)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora