Se avergonzó demasiado de si misma y aun siente vergüenza de ello. Esta tan desesperada por amar a alguien y ser amada, tan ansiosa por ser "rescatada" que llega a hacer cosas patéticas.
Como todas las tardes de los miércoles, después de clases, pasa el rato sentada en el parque Morazán leyendo, estos días esta aficionada con Los diarios de Carrie, levanta la mirada de su libro, mira el sol a travez de las hojas de los árboles, baja la mirada y observa a dos señoras caminando rápido, el frío cemento de la banca le recuerda que empieza a hacerse tarde. Siente una vibración en su bolsillo, es su celular, un mensaje de María José.
-Ya salí de clases, la espero en mi casa. -Llego en una hora ;)
Guarda su celular en el bolsillo y se dirige a la parada de buses hacia Tres Ríos, no se molesta en guardar ni el libro, ni los audífonos que tiene puestos en el bolso, de todos modos los va a usar en el bus; sale del parque y llega al semáforo de la calle grande, esa que siempre le da miedo cruzar porque parece que la luz se va a poner verde en cualquier momento; cruza lo mas rápido que puede. Al llegar al otro lado se encuentra con... Es uno de esos momentos en los que vemos a alguien por la calle y uno dice "me caso" y uno quisiera llegar a hablarle; pero cada uno sigue su rumbo y uno nunca jamas vuelve a ver a esa persona... Ella se encuentra, en uno de esos momentos, se encuentra del otro lado de la calle, a una maravilla, como en las películas, ve a un muchacho que resalta entre la multitud; se queda viéndolo como boba porque al fin y al cabo, nunca lo va a volver a ver y el ni cuenta se va a dar.
Sigue caminando hacia abajo y nota que el va en la misma dirección, parece que van hacia el mismo bus, llegan a la misma parada. ¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios mío! En la fila él esta, dos personas delante de ella; aprovecha para verlo bien, observa la parte de atrás de su cabeza, tiene el pelo machillo y la nuca muy blanca. Debe esperar unos diez minutos para que el bus llegue, entonces aprovecha y toma fotos mentales del muchacho lindo para dibujarlo mas tarde -inspiración- es lo que piensa; la ropa no lleva ningún estampado, seguro es de esos minimalistas.-No sea rara, viéndolo tanto como una loca acosadora- se dice a si misma, entonces disimula y finge que no lo ve. Llega el bus, se monta él, las personas detrás de él, se monta ella, paga, camina en busca de un asiento, él la ve como disimulado y ella asombrada lo ve a él, a el se le sale una sonrisa, casi más para si mismo, orgulloso de ver que ella también lo veía y ella sonríe también.
Quizás es, debido a las hormonas, a las ganas de olvidarse del exnovio o a un impulso raro, de esos que le dan frecuentemente por buscar algo emocionante que pase en su aburrida vida; o por alguna otra razón, que se anima a abrir su bolso y sacar su agenda, un libro de cobertura rosada que lleva a todas partes; pero inmediatamente después de sacar esa agenda, se siente patética, porque dentro, hay unos cuadritos de cartón blanco, recortados y listos para usar.
Se trata de unas tarjetas que preparó hace semanas, después de terminar su vieja relación, las alistó para atreverse a hablarle un muchacho como él, en un momento como este; para reunir el coraje de romper el hielo con alguien que tomé toda su atención, cuando haya una señal de que el también tiene su atención en ella. Cuando los recortó y decoró estaba decidida a olvidarse de ese viejo amor con ayuda de esas tarjetas. Pero igual, es tan patético haber previsto que iba a llegar a conocer a alguien, tan ridículo planear como iba a romper el hielo... Mejor no hace nada, el muchacho va a notar que las cartas tienen el borde decorado con pilots azules, va a notar que fueron preparadas con anticipación y eso es demasiado ridículo.
Después de unos minutos, ya evacuó toda la vergüenza por si misma, por haber alistado las tarjetas, se tragó el miedo a ser rechazada y por unos pequeños quince segundos de impulso, saca su agenda de nuevo, saca los cuadritos de cartón y escribe en la tarjeta:
-Hola! Me llamo Elizabeth. Me gustaría saber su nombre.
Y lo mas rápido que puede, toca su hombro con la mano izquierda y le ofrece el pedazo de cartón decorado, el se medio asombra, recibe la tarjeta, la lee, y ofrece su mano izquierda diciendo, con voz suave:
Mucho gusto, soy Joshua.
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Como avergonzarse a una misma
Short StorySe avergonzó demasiado de si misma y aun siente vergüenza de ello. Esta tan desesperada por amar a alguien y ser amada, tan ansiosa por ser "rescatada" que llega a hacer cosas patéticas.