Sábado , 15 de junio. Lena: Hoy será el viaje a una vida nueva, debo decir qué no estoy muy a gusto con la decisión de mi madre, perderé a mis amigos y perderé toda la historia creada en este pequeño pueblo llamado "Los Santos".
Bueno, mi madre, más conocida como "La Señora Regañona" fue llamada para un proyecto en París, gracias a esto, fue la decisión de irse a vivir allí, estoy orgullosa de ella, pero, ¿quien será la persona que le costará integrarse?, yo. Es otro idioma, totalmente distinto, llevo más de un mes aprendiendo francés y lo único que sé es, "Bonjour" (hola), "Merci" (gracias) y "Au revoir" (adiós).
-Lenaa! *grita* -sí madre? *responde sin ganas* - supongo que tienes todo listo, salimos en media hora *impone* - sí, tranquila madre todo listo jaja *dice preocupada mientras salta a ordenar sus maletas* -es mejor que te apures!
Dios, nunca vi tanta ropa en mí armario, siempre uso la misma ropa, Jeans negros, polera a rayas, chaqueta de jeans y converse blancas, pero hoy decidí cambiar, ya que hoy se inicia una nueva lena. Justo cuando me quedan menos de 15 minutos encuentro toda la ropa, qué chistoso.
Termino de cerrar mi última maleta y camino hasta la puerta, sólo pensar que esté dejando mi casa, mi niñez y la mitad de mi vida atrás, espero que todo lo que venga sea mejor. Vida nueva, Lena Carpenter nueva.
Subo al auto y me siento observada por mi madre, no se veía nada feliz, me observaba con enojo, ups.
-Madre?, porqué esa cara?, sucedió algo? *dice preocupada* - Sucede que te demoraste más de 30 minutos y el avión ya va a partir, no que tenías todo listo? *echa a andar el auto y parte camino a el aeropuerto* - Eeeh... *dice nerviosa y piensa* eh, me faltaban algunas cosas, sí, eso.. unas cosas pequeñas *sonríe* -más te vale *mira hacia delante*
No falta la discusión con mi madre, siempre es lo mismo. Después del divorcio de mis padres, mi mamá quedó con esa adicción a las peleas, espero que allá en París reflexione y mejore esa parte estresante en ella, por un bien de las dos.
Llegamos al aeropuerto de la ciudad y tuvimos que correr para que no sé nos vaya el vuelo, gracias a Dios, llegamos a tiempo para subir. Los nervios tomaron mi cuerpo, nunca había salido de mi país, menos en un avión, subí a él y busqué mi asiento, pedí el de la ventanilla y me acomodé.
Espero que esta nueva vida sea mejor y qué todo sea perfecto para mi y mi madre.
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