Parte única.

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MinGyu era un buen chico, nunca dijo ni una sola palabra a las estilistas de SEVENTEEN. Eso que tenía un par de quejas guardadas desde hace bastante tiempo (ni siquiera cuando parecía un enorme resaltador con su pelo naranja chillón). Cuando debutaron con Adore U, nunca hizo alguna clase de mención a que era injusto que le pusieran a JiHoon esas bermudas que mostraban sus lindos muslos. 

Podía hablar mucho al respecto del cuerpo de su hyung (SeokMin no había sido tonto al decir en aquella vieja entrevista que quién tenía el cuerpo más atractivo era JiHoon), pero si había algo que le resultaba entre adorable y atractivo eran sus piernas. Quizá porque eran pequeñas, o porque siempre tenía moretones por andar siguiéndole el paso a SoonYoung en sus intensas prácticas que duraban toda la madrugada, mientras que ellos -el resto de los mortales- se echaban en el suelo a ver a ese par de monstruos seguir practicando hasta que salía el alba. 

Y es que, aunque era delgado, sus muslos tenían el grosor justo para muchas cosas. Como por ejemplo, para que MinGyu quisiera dejar besos y mordiditas a lo largo de éstas. JiHoon no hacía mucho por disminuir esas fantasías suyas. Porque cuando estaban entrenando o en la casa, él tendía a usar pantaloncillos y remeras terriblemente amplias. Estaba bien, a él también le gustaba usar suéteres flojos por más que fuera alto, ¿pero era necesario comprar ropa de tres o cuatro tallas más grandes? Se sentaba allí, sobre su silla, esa que tiene rueditas que ya rechinan, con las piernas dobladas y tiene ganas de tirarse sobre él, porque absolutamente todos los miembros pueden ver lo adorables que son sus piernas. 

Pero él parece ser el único mentalmente afectado por eso. Porque JunHui se sienta a su lado y se dedica a molestarlo, pero no por sus extremidades, si no por puro ocio. Además, estaba esa otra costumbre suya tan molesta. JiHoon ya tiene ropa grande, es decir, en su armario no hay ninguna ropa que sea de su talla porque así las quiere, así las consigue y así sus fans se las regalan. Pero aún así, insiste en usar la ropa de todo el mundo. Cuando decide que las musculosas enormes de HanSol, de esas que parecen de baloncesto, son geniales; simplemente las toma. A veces cree que Vernon ni siquiera se da cuenta. 

Claro que no es el único, pero usualmente no toma mucha ropa suya. Quizá porque MinGyu es muy ordenado y no deja las cosas tiradas por toda la casa como los demás miembros. Así que a veces (muy en secreto) él se siente un poco triste. Pero no es la razón más noble de todas, así que no le dice a nadie. En el fondo, tiene un poquito de morbo de saber cómo le quedaría su ropa al compositor. Aunque piensa que mejor es que su deseo no se haga realidad, porque seguro se moriría ahí mismo. 

Lo que no esperaba era que, al entrar a su habitación luego de ducharse y cambiarse. Encontrara a JiHoon recostado en su cama, muy tranquilamente, leyendo un libro que seguramente WonWoo había dejado por ahí. Parecía bastante concentrado, porque tenía los cascos de sus auriculares puestos y ni siquiera movía la cabeza al ritmo de la música (una acción natural en su organismo). No le hubiera ni importado desparramarse a su lado si hubiera sido una ocasión normal, pero el problema era que Lee JiHoon estaba usando su playera favorita. 

  — ¿H-hyung? 

 JiHoon reacción, quitándose los cascos y mirando a MinGyu por sobre su hombro. La camiseta amplia, mostraba parte de sus hombros.  

  — ¡Minggu-yah!  ¿Qué ocurre? — MinGyu se quedó en silencio, medio pasmado aún sobre la puerta de la habitación, mirando al mayor. — ¡Ahhh! ¿Te molesta que la use? No es nueva, así que creí que no te importaría si la tomaba prestada. 

Justamente por no ser nueva era su favorita, el uso casi constante y el olor a ropa vieja le recordaba a una tarde en su casa, con sus abuelos. Pero no era que le molestara o algo así, solo que, realmente, no estaba listo para ver a JiHoon de ese modo. Sacudió la cabeza porque sabía que a JiHoon no le gustaba que ignoraran sus preguntas. 

  — Úsela, está bien, si quiere se la doy.  

JiHoon sonrió, pero sacudió la cabeza, luego le hizo un gesto de que se acostara a su lado, palmeando la cama. Acto seguido, rodó sobre su espalda. MinGyu se preguntaba porqué en esos momentos no tenía su teléfono a mano, para tomarle una fotografía, porque lucía precioso de ese modo. Con el cabello revuelto y su flequillo cayendo rebeldemente sobre su frente. Y sí, con los malditos pantaloncillos esos qué tanto detestaba y amaba al mismo tiempo. 

 — Hyung, ¿recuerda que la otra vez dijo que me debía una? 

 — Sí, gracias por darme una mano con los micrófonos, Minggu. 

 — ¿Puedo pedirle ese favor de vuelta? 

 — Claro, ¿en qué te puedo ayudar? 

 — Un minuto, necesito un minuto. 

JiHoon ladeó la cabeza, pero asintió, sonriendo débilmente. 

  —   ¿Qué debo hacer? 

  — Solo... Cierre los ojos. Y quédese quieto. 

El mayor asintió, aún luciendo esa minúscula sonrisa, que más que gesto solo parecía darle un tinte alegre a su rostro, por lo general serio. Cuando JiHoon, cerró los ojos, se sentó justo al lado de él.  Estiró con cautela una mano, hasta sujetar uno de sus muslos, su mirada iba desde el sitio anhelado hasta el rostro aún tranquilo del hyung. Después de todo, siempre podía darle una patada por el atrevimiento e irse corriendo, con su playera y todo. 

Entonces, con sumo cuidado, acercó su rostro al muslo del mayor y dejó un pequeño beso allí. Levantó la mirada y encontró los ojos de JiHoon observándolo intensamente. Entonces lo intentó de nuevamente, mordiendo suavemente. Entonces, el mayor soltó una carcajada y se revolvió debido a las cosquillas y MinGyu también se rió, porque debía hacer algo, porque no sabía que acababa de hacer ni porqué el hyung no lo había asesinado. 

 — Kim MinGyu, eres raro, ¿por qué has hecho eso? 

  — ¡Hyung! ¡Usted siempre utilizas estas cosas! ¿Qué más puedo hacer? 

clothes thief // jigyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora