No quiero esto para mi... ni para nadie

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          Hacía bastante tiempo que no volvía a la casa de Offenderman, hice una sonrisa tonta mientras Offenderman cerraba detrás mio la puerta de la entrada, miraba todo al rededor y cada cosa seguía igual.

-¿ Quieres postre Helena?- Miré al suelo al recordar esa pregunta que me hizo la primera noche que comí con él, una cara de pícaro tenía ese día... Lentamente me di la vuelta con una ceja arqueada, y ahí estaba, la misma sonrisa pícara escondida debajo de ese sombreo como la primera vez.- No mal pienses señorita Helena, pero...- Se acercó a mi tomándome tierna mente de la cintura y mirándome a los ojos, yo con una sonrisa rodee por su cuello mis brazos.- Necesito el calor de la mujer que amo, verá, hace tiempo me pelee con ella con un mal entendido y cuando reí resolver las cosas se me fue. Cuando todo lo vi por perdido, ella volvió por mi...- Mi sonrisa ahora había cambiado por una sonrisa curva de alegría y tristeza- Pero señorita, no quiero verla llorar, solamente quisiera saber si usted me podría brindar ese hermoso calor.- Con una ceja alzada, el se acercó y me dio un beso en los labios, luego se alejo. Lo miré y volví a besarle, pero ahora con más intensidad, me apegó más a él y cuando abrí los ojos me encontraba en su habitación, me miró con una sonrisa y comenzó a besarme el cuello, yo me reía de lo tierno que era al jugar conmigo.- ¿Sabes cuanto te he extrañado?- Me tomó a upa y conmigo se calló a la cama con una sonrisa... Me siguió besando y bueno. tubo que pasar lo que tenía que pasar.

       Me encantaban esas mañanas a su lado en las que  no sabía si era de mañana o no, ya que siempre era de noche allí. Las sabanas desparramadas por toda la dama y offendermar abrazando dormido mi cuerpo, hora, completamente desnudo junto al suyo. Una sonrisa me surgió al ver a mi perrita empujando la puerta de la habitación para saltar a la cama y juguetear. También por arriba de Offederman. De repente la sonrisa se me borró al recordad lo que había sucedido la noche anterior, Zalgo... Me levanté con sumo cuidado de la cama sin despertar a offenderman, tomé uno de mis trajes de mi armario una vez que llegué a mi habitación, me miré al espejo algo frustrada y peinando mi rubio cabello, cuando de repente su imagen se me apareció. Con voz grave y las manos en su espalda me miraba como si un padre estuviera regañando a su hija, tenía la misma pinta que tenía la noche anterior, más la pinta de un humano.

-¿Le dijiste?- Preguntó intimidante, fruncí el ceño

-¿Qué diablos haces aquí?- Con una sonrisa tonta y sin responder desapareció del espejo. Suspiré y voltee, cuando me lo encontré atrás mío y a distancia con la misma sonrisa.

-Quería verte.- Entre crucé los brazos.- Veraz, no es fácil no pensar que... tu mujer está acostándose con otro demonio que no seas tú.

-NO SOY- tu mujer-

-Eres mías, hasta que la muerte nos separe... y no creo que quieras eso, sino... solamente dímelo.- Irónico se acercó a mi sin que me diera cuenta. Me tomó de la cintura y me llevó hasta donde estaba el espejo, se acercó ami, no sentía su respiración, pero si el frío de su cuerpo.- Oh Helena... ¿Aun no lo entiendes?

-Entender qué-

-Que en este preciso momento te podría soltar y dejar libre, no molestarte más con esto.- Lo miré a esos ojos rojos enojada.-

-Y porqué diablos no lo haces.- Sonriendo me miró los labios, con su mano fría como el hielo me tomó del mentón.

-Porque me gustas....- Abrí los ojos como platos y una sonrisa tonta salió de el.- Me enamoré de ti Helena... Y por eso... no te dejaré ir hasta que seas mía.- Fue entonces cuando desapareció como polvo, dejándome libre en aquél cuarto.

-Maldita sea.- Salí de la casa para matar algo que me pudiera encontrar por ahí. Esa noche terminé matando dos conejos un siervo. Terminé yendo muy lejos de la casa y yo sola bajo la única luz, la de la luna. Mi pelo volaba acompañando el dulce viento de la noche, nunca había llegado tan lejos, y descubrí que allí había un árbol muy grande y hermoso con flores rojas, un gran tronco al cual me subí y descansé. Sin darme cuenta terminé durmiendo.


-Que bien, ya te traje mi hermosa...- Entre abriendo los ojos me di cuenta de que ya no estaba en la dimensión de offender, me encontraba en una habitación toda de rojo como la sangre, y en frente del tocador se encontraba Zalgo sonriéndome, abrí los ojos queriendo tomar uno de mis cuchillos, pero no tenía mi traje, este había sido remplazado por un vestido rojo como el de la habitación, no tenía mis cosas. Zalgo se acercó a mí tomándome de la cintura y de l mano, y dándome una vuelta ya me encontraba en un salón de baile.- ¿Sabes? Nunca había tenido interés por una simple creepypasta, pero tú... tú eres diferente.- Me quería soltar, pero no podía, solo seguía el compás de la música mientras él me hablaba.- Esos ojos rojos azules que tienes, me hipnotizan de ternura, esos labios color rojos, me tientan tanto, que a veces no se como me contengo en besarles.- Se detuvo mirándome fijamente.- Aunque este sería el momento perfecto para mi primer demuestra... ¿Verdad?- Abrí los ojos como platos, comenzó a  acercarse y yo no sabiendo como detenerle. Pero mi salvación, el amor de mi vida me encontró. 

- Helena, en verdad eres una corajuda, ¿Como vienes a quedarte dormida en un árbol?- Abrí los ojos y Offenderman se encontraba de cuclillas en el árbol al frente mío, miré a mi alrededor y luego lo miré con miedo.- ¿te sucede al...- Sin terminar la pregunta me abalancé para abrazarlo,sabía que algo me sucedía. Tuviste que decírmelo antes, ¿ya lo sabías antes verdad?- Lo volví a mirar confundida.

-¿A que te refieres?- ¿a caso ya lo sabía?

-A lo que ahora me vas a contar.- Abrí los ojos y luego lo volví a mirar.

-Mejor en la casa...

     Cuando llegamos miré que nadie estuviera, Offenderman se rió, sabía que no había nadie, pero en verdad sabía que él estaba presente. Voltee para mirarlo algo asustada, pero él ya se había dado cuenta.

- Helena... ¿que te sucede?-  Lo miré y sin más rodeos...

-Offenderman... Cuando volví a la vida, Zalgo me trajo nuevamente del infierno... Lo único que no quería y sucedió fue que ahora soy mitad demonio y mitad Creepypasta.- Offenderman sonrió alegre..

-¿Pero eso es bueno o no?

-También surgieron cambios en Zalgo... Se convirtió como yo mitad demonio, mitad Creepypasta, pero como yo soy parte de él y él parte de mi en una palabra... estoy obligada a...- Y fue cuando de las sombras apareció...

-A ser mi mujer...- Offenderman me miró y luego lo miró con cara de enojo...- Escucha Offenderman... Ella nunca estaría a tu alcance... y no hay otra alternativa.- Fue cuando me tomó de la cintura y me jaló hacia  él... traté de zafarme pero no pude.- SI NO ES FÁCIL AMIGO MÍO, SI NO ES MÍA... NO SERÁ DE NADIE.- Me volteó hacia él, y me sonrió.- Lamento que las cosas sucedieran de esta manera amor mío... pero no dejaré que este "hombre" si se puede decir así.- Enojada lo miré.

-No seré tuya ni aunque por ello tenga que morir.- Me atrajo aún más hacia él.

-No tienes alternativa.- Sentí su mirada clavada en mis labios, pero luego desapareció. Miré a Offenderman y este corrió hacia mí, ya que estaba apunto de caer al suelo, me tomó en sus brazos y me sentó en el sillón.-

-Lo lamento mucho... pero si morir es la solución... esa será mi única alternativa.

-No digas eso... Encontraré la manera de que ese idiota no te toque...- Y ya sabía que no encontraría otra manera de zafarme de esta.

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⏰ Última actualización: Feb 07, 2017 ⏰

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Offenderman y yo (cosas de la vida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora