Say Something. | OS

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—Por favor, escuchen Say Something y repitan la hasta que acaben de leer.—

(Si tienen la versión español de K&K es mas preferible)

Un año, un año había pasado desde que esa niña insolente se atrevió a mirarme cuando sabia que no debía.

La odie, como nunca logre odiar a nadie.

Pero no hay que juzgar a un libro por su portada, por que el contenido puede ser el mejor que alguna vez puedas leer.

Ella lo era.

Del odio, logro que se incrustara en mi corazón como una lapa. Como si fuera un vago en el desierto buscando agua. Eso era ella en mi vida después de tanto.

Tantas lágrimas que logre causarle.

Tantos dolores de corazón.

Tantas decepciones.

Tanto yo.

Yo no sabia amar, yo no quería amarla. No podía, no sabía cómo.

¿Como podría decirle que la amaba si naturalmente todo alejaba de mi?

Necesitaba sacarla de mi corazón.

Cuando logre que me amara, que sonriera por mi y no por sus estúpidos amigos, fue lo mejor de la vida. Hizo revivir ir esa parte de mí que creí extinta.

Me hizo creer nuevamente en el amor.

Pero no todo podía ser color de rosas.

No podía ser toda mi vida corazones y chocolates. Eso no se hizo para mi. La vida es una desgraciada que siempre te pondrá bastantes ataduras a ella. Cosas difíciles que yo no pude superar.

Ahí estaba ella, otro año después... Camino a su boda, con su vestido totalmente blanco. Decir que estaba feliz seria un delito. Ella no lo amaba, lo sabia.

Sabia que el primer hombre en su vida había sido yo. Sabia que me había dicho su primer “Te amo”. Era importante para los dos.

Una simple palabra con tantos sentimientos en esas cinco letras.

Te amo.

Un te amo con bastante verdad en ella.

Me lo decía cada que sus ojos me miraban fijamente. Era verdad. Era todo jodidamente cierto.

Pero yo soy un idiota. Alguien guiado por su orgullo que no valora el amor. Alguien que a pesar de necesitar ser amado, alejo a la única persona que se lo dio.

¿Por que?

Por ella y en parte por mi.

Los dos teníamos miedo, eramos unos inexpertos en eso.

Nuestra manera de amar era rara.

Me sentía lo bastante basura para poder corresponderle.

Pero lo sabia, sabia que ella era mi brújula. Ella era mi barco. Ella era mi salvavidas.