Capítulo 8

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Siempre supe que escondida en alguna parte de mi cuerpo tenía un gran porcentaje de maldad, mi madre siempre lo dijo; "tu padre y su familia son maldad, por lo tanto, la mitad de ti es mala y la otra buena. Buena por mí, la sangre de la que vengo es pura, la sangre de tu padre es negra. Tú debes saber qué debe predominar, es tu elección". Mantuve por años mi bondad, nobleza y honradez como algo natural, no trataba de serlo, solo era así. Siempre fui como el yin yang, con ambas energías complementarias y equilibradas. Pero el yang a muerto, ahora soy un completo y masivo yin, no aceptaré que posiblemente queden rastros de amor. Aunque, ¿Qué es amor?, ahora lo desconozco.
Tengo nuevos planes, sádicos y malignos planes, pero debo ser inteligente y actuar como si nada pasó, así podré dar inicio a mi nuevo ser, podré hacer sollozar de sufrimiento a Grisell, pobre de ella que me convirtió en lo que no debí haber sido, pobre de mí que no volveré a ser el mismo. Ha liberado los males, ha roto el cofre, se ha abierto La caja de pandora.

Todo esto lo pensaba estando en la azotea, cubierto con aroma a cigarrillo y sumergido en licor, tal vez deliraba un poco y sobre pensaba de más, no lo sé. Estaba absolutamente confundido, ¿buscaba vengarme porqué aun la amaba?, pero el amor no es vengativo. Y si ya no la amaba ¿para qué quería vengarme?. No lo entendía. No lo sabía. Sólo me encantaba sentir la adrenalina que trituraba mis entrañas, era dolor placentero. Era un éxtasis nuevo.

Me levante del suelo y respiré profundo. Oculté y controle mi maldad y locura con cordura, una gran capa de cordura fácil de quitar. Miré al infinito cielo estrellado, con los brazos extendidos, con un vaso con alcohol en una mano y en la otra un cigarrillo, grité.

—¡Estaba loco por ti, Grisell!. ¡Literalmente sigo loco, pero ahora en tu contra, Grisell! —Y tomé de un trago todo el vaso.

Un inquilino, el mayor que vivía allí; de él se decía mucho, había escuchado que a su edad estaba en una residencia porque salió de la cárcel y su familia lo rechazo. Me observaba mientras gritaba, notó que ya me encontraba embriagado y se acercó.

—Fúmate la tristeza y bébete el dolor—comenzó a decir—. Pero no te hagas daño, si crees que el daño será para ella vengándote, estás en un gran error. Porque dime, ¿qué será de ti cuando ya te hayas vengado, cuando ella se dé cuenta y se aleje?. Ya será demasiado tarde, no encontrarás otro camino porque te concentraste tanto en éste que el otro ya se encontrará lleno de hierbas y serpientes. El odio habrá consumido tu mente y no pensarás en algo nuevo, y si por suerte llegas a encontrar un rumbo, sí lograses pasar por entre las hierbas y serpientes, te dejarán grandes marcas, marcas de culpa y arrepentido. Créame, es más fácil fumarse la tristeza y beberse el dolor. Al final el licor y la nicotina serán expulsados del cuerpo. Pero no tome mi consejo, muchacho  —dijo mientras se daba la espalda y caminaba hacia las verticales escaleras— arriesgue y sufra, que sufrirá más de lo que ahora lo hace. Yo solo soy un viejo con canas.

—Me importa un bledo, viejo idiota—balbucee. Sabía que podía tener razón, pero no me importaba nada más en ese momento, sólo quería entregarle a Grisell mi dolor con dolor, ojo por ojo, diente por diente.

Me dispuse a regresar a mi habitación, la botella estaba vacía y necesitaba otra. Entro y me dirijo al baño, lavo mi cara y me miro al espejo mientras que el agua resbalaba por mi rostro, encontré en mis ojos unas pupilas obscuras en su totalidad, en una de ellas había un minúsculo punto blanco, entre mi delirio y embriaguez pensé que era la por la poca cantidad de amor que quedaba en mí, ése que se encontraba cautivo, ése que moriría en cualquier momento.

Mi perversidad ansiaba el instante, allí tomaría en su totalidad mi vida.
Salí, destape una nueva botella, puse música de trance y comencé a bailar conmigo mismo, con la botella en la mano danzaba a movimientos lentos y envolventes, quien me viera diría que estaba loco, y lo estoy. La pieza iba acelerando su ritmo y yo me llenaba de emoción, tome un vaso de cristal y lo azote contra la pared como parte de mi danza, tomé un largo trago de la botella y seguía bailando, cogí una silla por las patas y me movía sosteniéndola en mi pecho, la partí contra el piso y comencé a destrozar todo en mi habitación con rabia y euforia.

Caí agotado en mi cama y reí como un esquizofrénico. Me dormí siendo víctima del alcohol, la música continuaba sonando sumergiendome en un descanso infernal.

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⏰ Última actualización: Jan 09, 2017 ⏰

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