16/1/14
Querido… ¿Diario? Sinceramente, no sé cómo llamarte, creo que te diré simplemente como dice tu portada, ¿Caribe? Si, es perfecto.
Querido Caribe, déjame presentarme, me llamo Mathew Díaz. ¿Sabes, Caribe? La vida en realidad no tiene ningún sentido, ningún objetivo final. Vives, estudias, sufres y mueres. Muchos otros colocarían “encontrar el amor” en este listado, yo no lo considero así, muy pocos tienen la virtud y el fortunio de poder encontrar el verdadero amor, a la persona indicada. Muchos dicen encontrarla, pero no es cierto, solo encuentran un sustituto, una versión BETA, se podría decir, nada como el verdadero.
Con todo lo que te he dicho, Caribe, he llegado a la conclusión de que la vida es un lienzo gigante en el que uno deja su firma, pero eso es todo, una firma muy pequeña, una marca insignificante, las de algunos son más grandes que otras, pero siguen siendo mínimas.
Piénsalo, Caribe, el planeta Tierra tiene una edad aproximada de 4.500 millones de años, un lienzo bastante extenso y largo, ¿cierto? Sólo somos uno más, un granito de arena en una playa bañada por el sol del verano, una estrella más en todo un universo iluminado.
No somos nada.
¿Qué si hay vida después de la muerte? Realmente no lo creo, Caribe. La mente del ser humano creó a un Dios o incluso a varios, y a un cielo, a un paraíso, simplemente por el hecho de que tenían miedo. Tenían miedo, Caribe, eso es todo, miedo a lo desconocido, miedo a dejar de existir, miedo de morir.
20/1/14
Caribe, toda mi vida he estado sólo, como única compañía, mis pensamientos, como ayudante, el susurro del viento, no tengo hermanos, crecí en un orfanato. Mi única diversión y educación eran mis libros, sólo eso, salí a la calle sin estar en ella, conocí las maldades del mundo sin presenciarlas y de último, pero no menos importantes, sentí los labios de una amada sin haberla tenido cerca, todo gracias a los cuentos, a las novelas, a todo lo que sea una obra literaria, prácticamente.
Ojalá algún día encuentre a alguien que me haga sentir especial, no me importa si sea una mujer o un hombre, también necesito algún amigo. Pero sobre todo, quiero a una mujer, una mujer para amar, una mujer para acariciar y susurrarle al oído todas las noches que la amaba.
30/1/14
¿Qué tipo de final debería presenciar alguien como yo? Saltar de un edificio suena atractivo, una muerte rápida, mi cadáver será un ejemplo para los peatones, algo que recordarán en pesadillas y en noches donde su mente no los dejará de atormentar.
¿Un disparo limpio, correcto e insonoro en la cabeza? Muy cliché, creo que prefiero algo original. Tal vez colgarme con la común cuerda en el bosque, que nadie me vea, que nadie se preocupe. Si, suena bien, muy bien.
Pero si voy a dejar el mundo, quiero hacer algo inmediato, algo, tal vez, que te vuele la cabeza, un escopetazo en el cráneo, sí, creo que me pegaré el escopetazo justo delante de la iglesia, para que sepan que no le tengo miedo a un Dios o a un demonio que torturé a los malos. Porque si Dios existe, debe ser estúpido para que acepte en su “Paraíso” a gente interesada que realiza actos de “bondad” sólo para poder vivir eternamente en el regocijo de los ángeles, y no para ser una persona de corazón puro.
