Mi dinero por tu amor. (1/2)

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El olor a cigarrillos, sudor y alcohol inundaba aquel lugar mientras su mente permanecía desconectada de todo aquello hasta que el contacto cálido de una mano ajena sobre su rodilla atrajo su atención, su vista se dirigió a la dueña de aquella delicada extremidad y al fijar su mirada en su delineado rostro una sonrisa se dibujo en el propio. No se necesitaron palabras, tan solo ese roce fue suficiente para entender la situación, gustoso se levantó de su lugar para caminar con esa hermosa mujer fuera del local y luego a un motel.

Abrió los ojos para encontrarse en aquella habitación de hotel vacía, se incorporó en la desordenada cama que aun conservaba el aroma a perfume dulce de la chica con la que había compartido una energética noche de sexo, se levantó de la cama y al mirar el pequeño mueble junto a la cama pudo apreciar el fajo de billetes que permanecían amarrados con una liga color rosada; sin mas caminó un par de pasos hasta el baño y sucesivamente a la ducha. Luego de salir del motel avanzó por aquella concurrida calle hasta la estación de tren, ya estaba tarde para llegar a la primera clase en la universidad pero no le importaba, después de todo el estaba allí solo para jugar basket y si sus calificaciones eran buenas no importaba si faltaba. Una vez fuera de aquel vagón el enorme cartel publicitario frente a sus ojos le robo el aliento, la imagen de ese muchacho de cabellos dorados y esa sonrisa perfecta le provocaba una sensación cálida y en cuanto se percato de aquello apartó la vista con molestia; de inmediato retomó su camino a través de ese mar de gente.

El día trascurrió como de costumbre, no haciendo más que tomar siestas en lugar de entrar al aula y por fin las clases terminaron, rápidamente se levantó para sacudir sus ropas y marcharse. Su estomago gruño deseoso por un hamburguesa, algo de lo que definitivamente no escaparía aunque con el dinero que había ganado esa noche podría darse el lujo de comer carne asada en un buen restaurante.

- ...carne! - Salió de su boca en cuanto se decidió por ese maravilloso manjar, sus pies retomaron su andar a un ritmo acelerado y gracias a la poca atención puesta a su alrededor no fue de extrañar que provocara un accidente al chocar con alguien. Su trasero quedó contra el duro y aun tibio pavimento, había cerrado los ojos por inercia pero al oír aquella voz buscó al dueño con sus iris azul eléctrico.

- Ahh...Eso dolió...- buscó su celular que había caído de sus manos producto del golpe, cogió el aparato entre sus dedos y simplemente soltó un suspiro lleno de frustración al ver la pantalla totalmente trizada.

- Kise...- La mirada dorada se encontró con sus ojos y de inmediato pudo notar como aquellas mejillas de piel blanca y tersa cobraba un color carmín tan tenue que un suspiro escapó de su garganta.

- A-Aominecchi! - los blancos dientes de Kise se alinearon ante sus ojos formando una sonrisa perfecta y llena de un sentimiento cálido al verse después de tanto tiempo. - No pensé que te encontraría por aquí! - Kise se levantó y sacudió ese pantalón que se pegaba de una forma maravillosa a sus contorneadas piernas y trasero, su camisa negra desabotonada a la altura de la clavícula le hacía lucir sexy y casual haciendo que despegar la mirada de ese cuerpo fuese realmente difícil. Sus pies se pusieron una vez más sobre el pavimento, su espalda se irguió y su cabeza se ladeó hacia la derecha a la vez que sonreía de manera arrogante como de costumbre.

- Qué pasa con esa ropa? Luces como un engreído. -  Habló a la vez que volvía a repasar ese cuerpo con la mirada.

- ... Tú crees? - Una risa nerviosa salió de sus labios ante el comentario de su antiguo compañero y continuó. - ...En realidad me vestí para una cita... Pero supongo que me han dejado plantado. - En cuanto la palabra "cita" llegó a sus oídos supo que debía salir de allí.

- Entonces te dejo... - Las manos del muchacho de cabellos dorados apresaron su brazo con fuerza impidiendo que diera un paso más.

- mo... No seas malo! Por lo menos invitame a comer algo! - Un puchero bastante infantil adornó el atractivo rostro de Ryouta; en cambio una mueca de molestia se instaló en el contrario.

Mi Dinero Por Tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora