Aomine se mantenía estático y mudo ante la propuesta del joven modelo que le mantenía acorralado contra la pared con ese cálido cuerpo pegado al propio, con sus pulmones llenos de aquella esencia seductora...Pronto se encontró totalmente embriagado en lo que era Kise.
-Entonces... Cuál es tu respuesta? - La mirada dorada brillaba con lujuria e impaciencia mientras pasaban los minutos y el moreno seguía perdido en sus pensamientos.
-... Cuanto me pagarás? - Su cuerpo entero tembló al reconocer que ese hombre que deseaba con desesperación había aceptado pasar la noche entre sus brazos.
- Ya te lo dije... La suma que quieras... - Le había costado hablar sin que su voz temblara por la excitación, su cuerpo se ponía cada vez más caliente por permanecer tan cerca del contrario y estaba más que seguro de que este había notado su punzante erección.
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.Entraron en la habitación del hotel que había elegido Kise, era un lugar espacioso, sin lugar a dudas muy elegante y refinado. Se había quedado mirando cada detalle, después de todo era la primera vez que entraba a un lugar como ese y no podía evitar sentirse abrumado.
- ...De seguro ninguna de esas mujeres te trajo antes a un lugar así. - Comentó al ver la cara de idiota que había puesto el moreno al entrar, con rapidez se quito su abrigo para colgarlo y agarro a ese hombre para arrojarlo sobre la suave cama.
- Oi! - Se molesto al ser empujado de esa forma pero una vez fijó la vista en ese chico su ira se disipó y se encontró excitado.
Kise se quitaba aquella camisa negra con lentitud, mostrándole una sonrisa coqueta como las que mostraba en las revistas solo que está vez era absolutamente dedicada a él. Esa tela negra cayó al suelo dejando al descubierto el trabajado abdomen de blanca piel y esos pezones; trago saliva ruidosamente se sentía sediento y deseoso de probar esa piel hasta dejar zonas enrojecidas e hinchadas.
- Te gusta lo que ves? - Soltó con burla luego de ver como ese hombre moreno le miraba con deseo y parecía absolutamente hipnotizado, lo único que le faltaba era babear para parecer un completo idiota; debía admitir que ver a ese muchacho amante de las tetas sucumbir ante un hombre de pecho absolutamente plano le llenaba de regocijo.
- Tsk!- chisto la lengua al sentirse descubierto, desvío la mirada con molestia para perderse en algún punto de la habitación hasta que el peso sobre el le obligo a mirar al frente.
- Qué haces? Ya no quieres mirar? - Kise se había sentado sobre sus piernas y tomo una de sus manos para colocarla sobre la piel desnuda de su torso.- prefieres tocar? - preguntó con la intención de seducirlo, algo que logro de inmediato.
En cuanto la piel de su palma toco el pecho de Ryouta su cuerpo se abalanzó hambriento sobre esa piel lechosa, como si su instinto saliese a flor de piel como nunca antes, se había vuelto salvaje podía sentir la misma sensación que le envolvía cada vez que entraba en la zona, solo que esta vez no se encontraba en la cancha y lo que estaba entre sus manos no era un balón. Kise permanecía sentado sobre sus piernas mientras el se perdía en la calidez de su cuello, acariciando la espalda desnuda con sus grandes manos, sintiendo cada musculo retorcerse cuando sus dientes se clavaban en la suave piel del cuello.
- No... No dejes marcas... - Habló con dificultad al verse envuelto en el calor del momento, Aomine le devoraba hambriento y sin cuidado.
- Muy tarde... - Al separarse de su cuello vio como había dejado ese tramo de piel enrojecido y con múltiples marcas de mordidas.
La mirada azulina se fijo en la propia, entonces Aomine se quito la ropa que cubría su torso ante la atenta mirada del rubio quién se había sonrojado incluso más. La musculatura de Daiki era por lo que había deseado tocar así por muchos años, en cuanto posó sus manos en esos amplios hombros el fuerte agarre de un brazo contrario le pegó contra ese duro y caliente pecho. El moreno pareció disfrutar de ese contacto por un momento hasta que le alejó para comenzar a jugar con los sobresalientes pezones contrarios. Se había dedicado a besar, lamer y morder sus pezones por un rato, parecía extasiado y podía sentir su erección chocar con la propia; él solo se estaba dejando llevar por las acciones de Daiki pero sus pezones ya se habían hinchado de tanto recibir atención lo que le estaba provocando un ligero dolor en la zona afectada. Quería liberar su punzante miembro de su apretado pantalón pero Aomine le sujetaba con tanta fuerza que no podía despegarse para desabrochar esa prenda.
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Mi Dinero Por Tu Amor
FanfictionSi no puedo darte mi corazón a cambio del tuyo...entonces lo comprare.