Atada

A veces

No siempre es igual.
Son épocas.
Creo que por fin te olvidado,
Aunque sé que no podré vivir sin ti,
Eso jamás,
Pero al menos un poco más en paz.
Hay veces que simplemente estás.
Te veo, te tengo dentro de mí,
Y lugo te vas.
Aunque sólo es por un rato.
Siempre vuelves. Siempre. Y siempre lo harás.
Por eso yo no te podré dejar jamás.
Sólo hay una que de este bucle nos puede librar. Muerte, se hace llamar.
Si me voy, tú no me llorarás ni una lágrima, simplemente te engancharás a otra estúpida loca.
Y yo me quedaré allí, aburrida en una oscuridad rara y poco clara. Para siempre.
Todo lo que es eterno acaba por vilverte majara ¿sabes?
Al menos a mí.
Y no quiero aburrirme, allí
Aunque hace tiempo que tampoco disfruto, aquí
Porque a la que pienso que ya te has ido,
No tardas en llegar otra vez a mi boca,
Y me vuelves a atar a ti.
No hay remedio. El tiempo pasará, y haga lo que haga, sé que tu lujuria no desaparecerá. No del todo.
No puedo gozar de la vida ya por tu culpa,
Y lo más irónico del caso es que tú eres mencionado como uno de los mayores gozos de esta vida.
Un placer que te mantiene vivo o te destruye. Depende del sujeto.