Primeras letras

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Howdy!

Estoy con un nuevo proyecto para presentar, esta vez se trata de una AsrielxChara. Me dije un día que alguien debía explicar un poco de este personaje tan poco común. Chara es de mis favoritos y por ese decidí darle un lugar aquí, en mi página, para expandir un poco su historia.

NOTA: como verán algunas cosas con inventadas por mí y otros si son datos confirmados, con respecto al género decidí hacerla chica, ya que como chico en lo personal no se me hace tan atractiva la idea.

Este fic llevará parte de la ruta pacifista, con todo y final. Así que también pretendo extender la relación de Frisk y Chara como entidad.

Sin más espero les guste y la disfruten tanto como yo escribiéndola.

El monte Ebott era una maravilla para observar, cuando el tiempo pasaba lento se hacía tranquilo el movimiento del viento soplando, desplazando las hojas caídas. Era tan pacífico el sitio que muy poco importaba quedarse un buen tiempo sin hacer absolutamente nada. Para alguien con una vida muy extendida no representaba un pasatiempo útil, pero una persona que tuviese el tiempo contado sería difícil no distraerse con tanta paz, paz en tiempos de guerra.

La humanidad estaba corrompida con el negro del poder, insaciables destruían todo lo que llegara a parecer una ficha para continuar. Se mataban entre ellos, se pudrían como frutas en una misma vasija. Vivir en un sitio así era seguramente una muerte inminente.

Por ese motivo los odiaba.

Escupía del asco que le producía ser una de ellos, enfermándose en la atmósfera de vivir en la superficie. Su madre le golpeaba continuamente si no traía algo para comer, su padre era un imbécil inservible, casi siempre el olor a alcohol y sexo llegaba a sus fosas nasales cuando adentraba una mujer diferente cada noche mientras su madre no estuviese cerca.

Era una rutina asfixiante que termino por corromperla.

Con el deseo de suicidio llenándole la cabeza, susurrándole la promesa de "paz" al oído escaló el monte arriba, donde el agujero alzaba sus ojos divinos seduciéndola a arrojarse para acabar con el dolor.

Así lo hizo.

Cerró los ojos con una sonrisa y se permitió morir.

Abrió los ojos nuevamente, con una sonrisa danzando, se permitió mirar la habitación en la que se encontraba. Era oscura, pero a pesar de eso la pequeña lámpara le permitía la visión. Una rebana de tarta de caramelo y canela descansaba en la mesa.

Una cabra la salvó...he, una cabra parlante. Para ella Asriel, el joven príncipe del llamado "Subsuelo" era una bendición, él la salvó cuando más necesitó una mano extendida, le trajo consigo al castillo y presento ante los reyes. Toriel y Asgore, quienes la adoptaron como un hijo más, permitiéndose todo el cariño del cual estuvo aislada.

Aprendió a amarlos.

Pero el deseo de homicidio permaneció allí, con el rey bajo su mano podría matarlos, a esa raza asquerosa que tanto daño le había hecho, eran un asco de humanidad, debían morir, debían ser destruidos y ella debía ser la mano que condujera la paz, con el tridente de Asgore a su lado.

Esperó pacientemente hasta que el rey le permitiese opinar al respecto.

Con ese pensamiento pasaron años antes de que confeccionara realmente lo que hacía, se centraría en permanecer sin levantar sospechas y disfrutar del mundo subterráneo como si fuera a acabarse, pero ella sabía que no sería así porque su "padre" terminaría apoyándola sin dudarlo.

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⏰ Última actualización: Jan 10, 2017 ⏰

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