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Taehyung le había enseñado el arte de matar.
Le había dicho que los cortes en cada parte del cuerpo tenían un significado.
Decapitar significaba respeto y admiración.
Descuartizar significaba amor y pasión.
Sacar los órganos vitales cómo lo son el corazón y los pulmones, significaba dependencia y subordinación.
Quitar las vísceras y los órganos digestivos, significaba repulsión.
Robar los ojos y los dedos significaba celos.
Le había mencionado que si JungKook aprendía a usarlos bien, crearía majestuosas obras de arte.

Al terminar de divagar en sus recuerdos, volvió al presente, con la.  pareja que tenía muerta en el piso. Kim NamJoon y Kim SeokJin. Eran sus hyungs, unas personas a las que le tenía mucho respeto y que había decidido matar por su propia cuenta, sin que Tae se lo hubiese mandado o sugerido.
Habían sufrido el mismo destino que su mejor amigo, Park JiMin, y era porque les tenía mucho cariño que los había matado con la mayor delicadeza y dedicación del universo.
Una sonrisa se posaba en su rostro y, aunque no se podía ver, adornaba su cara cada vez que mataba a alguien conocido.
Los gritos y las súplicas a las que era sometido lo hacían sentir especial, alegre, querido y adorado.
Amaba ver la sangre de sus seres queridos correr por las calles, le encantaba cómo formaban sistemas circulatorios aún más grandes en las avenidas, que en los propios cuerpos.

A sus diez y nueve años, Taehyung había podrido su mente; pero a él no le importaba, porque había prometido amarlo si hacía y si aprendía todo lo que le había enseñado.

Se había afinado en gracia con las pistolas, tenía habilidad con las armas blancas y dotaba de una fuerza física inmensa, siempre siendo entrenado por su novio. Se le había otorgado el nombre de KillerJK, cómo un premio.

Tan concentrado estaba en sus reflexiones que no se había fijado que el mayor seguía con vida, Jin movió su mano y JungKook saltó cómo una fiera.

—Oh, hyung, no sabía que seguía vivo—acomodó los cabellos del joven y miró hacia el lado. Era imposible que el otro siguiera respirando ya que estaba decapitado. Siguió con su charla—Es usted muy guapo ¿sabía?—tomó su mentón—Y lo es aún más chorreado de sangre—con un movimiento rápido enterró uno de los cuchillos que guardaba en si botín en el corazón de la víctima, para no errar de nuevo.
La sangre saltó cómo si hubiese sido impulsada por una bomba.

—Estaba asustado, ¿no hyung?—no obtuvo respuesta, ya que el rubio estaba muerto.

Sacó dos pedazos de lino de su bolsón de unos dos metros cuadrados aproximadamente y juntó los cuerpos entrelazando sus manos, para luego dejarlos cubiertos con el fino material.

Se marchó muy feliz y bajó al río a limpiar sus utensilios, incluyendo su máscara. Debía estar presentable ya que su novio lo estaba esperando en casa.

—TaeTae, ya llegué—colgó su bolso en la entrada y dejó su máscara en la mesa.

—¡Me estoy duchando bebé, ya salgo!—JungKook tenía planes para esa noche. Sólo para ellos dos.

Se sentó en el sillón para volver a reproducir lo que había hecho hace unos minutos. Le encantaba recordar y repasar cada uno de los asesinatos porque lo llenaban de vigor y ánimos.
Levantó la cabeza al escuchar pasos en el corredor. Tae había salido sólo con la toalla de baño.

—JungKookie, bebé, ¿hagamos el amor?

El menor chasqueó la lengua. Eso destruiría lo que tenía planeado pero no podía negarse. Llevó el cuchillo escondido en su ropa interior, sería una sorpresa. Se podían hacer las dos cosas después de todo.








dividí el capítulo en dos porque había quedado muy largo respecto al anterior
subo siguiente al toque 👼💅

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Art。© VKook。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora