1. Quita esa cara de engreido

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POV YoungJae

Tras coger mi chaqueta de cuero avance hacia la puerta.

-¿Vas a salir hijo? -Pregunto mi padre que aun estaba en la sala que daba al hall principal.

-¿Tú qué crees? No suelo ponerme la chaqueta para ir a dormir. -Conteste con una sonrisa irónica -Además para algo me regalaste la moto ¿no? Tendré que estrenarla de una vez por todas. -Finalice abriendo la puerta.- No me esperes, no sé a qué hora volveré.

Me dirigí a la cochera donde se encontraba mi Harley, cuando me separo de mi mejor amigo y se dio cuenta de que me había jodido bien, decidió regalarme esa moto (yo siempre quise una), me negué a usarla, no la usaría si se creía que podía comprarme con regalos, menudo idiota tengo de padre, pero quiero comenzar a vivir de nuevo y que mejor modo que saliendo a dar una vuelta a toda velocidad que me llenara de adrenalina.

Arranque esa preciosidad y note el ronroneo que producía, el olor a gasolina endulzaba el garaje, como alma que lleva el diablo decidí presionar el acelerador al máximo para salir de aquel lugar y sentir el viento chocar contra mi cuerpo. Esa sensación era maravillosa, sentía como el aire se introducía bajo mi chaqueta, entrando por dentro de mi camiseta y rozando mi torso, el frio erizo mi piel, me sentía libre por fin después de tantos meses de reclusión, por desgracia estaba entrando en el centro de Seoul y no me quedo más remedio que aminorar la velocidad.

-Mierda, putos semáforos. - Masculle parándome en un semáforo que estaba en rojo.

Al ponerse en verde me dispuse a acelerar, pero algo choco contra mi moto.

-¿¿Que cojones?? - La rueda delantera de una vespa choco contra mi Harley.- ¡¡Mira por dónde vas gilipollas!! Le has dado a mi moto.

Al levantar la mirada encontré el rostro de la persona que colisiono conmigo, era un chico de pelo castaño claro que llevaba gafas de sol, con unos labios grandes que descubrí dibujaban una sonrisa al escucharme insultarle.

-De que te ríes, retrasado. -Solté bruscamente mientras que me quitaba el casco.

-Lo siento, es que tu voz es graciosa. -Decía mientras seguía riéndose.- No pretendía chocar, fui a salir a la carretera y tu estas muy cerca del borde.

El chico tenía pinta de ser el típico creído malote de barrio, su expresión y su forma de vestir lo delataban.

-¿Qué te hace pensar que esto tiene gracia? ¿Sabes lo que cuesta esta moto? ¿Acaso crees que podrías hacerte cargo de los gastos y se dañara?.- Me estaba enfureciendo cada vez mas ver esa cara de chulo que mostraba.

- No creo, pero aun así no ha ocurrido nada, no te preocupes si algo le sucediera seguro que no te costaría cubrir los gastos. - El chico me miro de arriba abajo enarcando una ceja de sobresalía de las gafas de sol. - Siento no poder seguir con la conversación pero tengo algo de prisa. - Se subió a su vespa y se marcho sin decir nada más.

¿¿Ese gilipollas quien se cree que es?? Me dije a mi mismo, me baje de la moto para comprobar si tenía algún rasguño pero al advertir que no le ocurrían nada continúe mi camino. Durante todo el trayecto no me quitaba de la cabeza la absurda sonrisa de ese impresentable que había chocado con mi moto y se había ido sin más," como me lo vuelva a encontrar juro que le daré unas ostias por engreído" me dije a mí mismo.

Al llegar a la entrada de la discoteca, aparque mi moto, me saque el casco y acomode mi pelo para estar presentable en la entrada. Al entrar fui directo a la barra a pedirme una cerveza, si mas tarde no pudiera conducir solo tenía que llamar a alguno de los esbirros de papá para que viniera a buscarme y llevarse mi preciosa moto.

Tú me haces ser libreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora