Ghost of the past

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Lo amabas demasiado, desde el primer momento en que tocó tu mano lo amaste como a ningún otro humano, era el único en todo alrededor que te había sostenido con tanta fuerza que nunca más te sentiste roto, y sus ojos, caíste en el mar que juraba nunca más devolverte al mundo cruel que te hizo tanto daño. Te enamoraste al instante, no hubo ser en la tierra que pudiera hacerte creer en lo contrario, pensaste de inmediato que su sonrisa podría iluminar las noches más oscuras, que su piel de terciopelo te daría las caricias que los pétalos de rosa nunca te pudieron brindar, que su corazón era lo suficientemente puro para lograrte aceptar. Y lo hizo, todo lo que creíste a ciegas en ese hombre se volvió realidad, sus manos te brindaron emociones que solo su contacto te lograba despertar, su sonrisa en cada mañana llegaba hacerte creer que el día era más brillante, y su corazón, ese frágil corazón de cristal hizo que tuvieras miedo de romperlo con tus manos, pero llegó a mostrarte que solo era un miedo absurdo, que podrías tocarlo sin provocar ni una sola grieta. Estaba dándote todo, sin importar que fueras un desconocido para el mundo, sin importar que nadie te quisiera cerca, él te deseaba, él te ofrecía un hogar donde quedarte, él estaba apostando todo por ti.

Eras y eres una persona muy arisca, antisocial y de pocas palabras, los días claros y luminosos no eran lo tuyo, ser bueno tampoco, tu actitud es demasiado pesimista, realmente desde pequeño te asustaba la sociedad más por sus etiquetas y palabras hechas de cuchillas; ellos te habían hecho mucho daño, marcaron tu rostro como si el de un monstruo se tratara, procuraron alejarte de todo e huir cuando quisieras mostrar un cambio. Fue muy doloroso, sentirse solo, menospreciado, hasta que encontraste a la persona que hizo que cambiaras con el tiempo, quien te dio fe, alegrías, esperanzas. Es cuando te diste cuenta de los cambios, de que él cambiaba, que ambos cambiaban, el mundo dejó de ser un cuento de terror, las palabras se fueron curando con más palabras de su voz. Eras feliz, incluso cuando no lo mencionas lo eras, porque estabas siendo salvado, porque te transformaban en algo para bien. Porque, sencillamente, ese hombre en bata te hizo sentir lo que nunca antes creías poder vivir: cariño, calidez, compasión, pasión. Lo que únicamente creías que nacía de plantas lo hizo en tu corazón.

Florecieron sentimientos, tu acabado ser pudo germinar amor.

Era increíble, no sabías cómo llegaste a terminar así, perdido por un hombre que podía ver bajo tu máscara sin necesidad de quitártela dado que jurabas que ya era consciente de cómo eras y aun así te aceptaba, te amaba a pesar de las cicatrices que te torturaban.

Y tú lo amabas, lo amabas a pesar de que su actitud llegaba a ser extraña, lo adorabas a pesar del horror que poseía a los espacios abiertos, lo adorabas aún si muchas veces deseabas golpearlo por actuar como un narcicista dado que no importaba como fuera, lo querías, querías tener una vida a su lado, anhelabas ser más, anhelabas ser lo único que ocupara en esa existencia dado que era tu fantasía, conservarlo como tuyo, quedártelo para siempre sin necesidad de alguna vez soltarlo dado que no escaparía pues se quedaría tomando tu mano hasta la eternidad. Hasta que ninguno de los dos se pudiera recordar más.

Mentiras en las que creías cuando no eras consciente de la verdad, ahora que lo eras, todo lo anterior golpeaba con fuerza contra tu pecho para hacer callar tus latidos hasta asfixiarte. Llevabas un ramo de flores recién cortadas del jardín y trataste de que tu uniforme no se viera tan mal, peinaste tu cabello hacia atrás y te dirigiste a buscar a Karamatsu para pedirle una cita, después de tanto tiempo querías que todo fuera serio, oficial, al menos era ese el plan hasta que te lo encontraste en la puerta riendo, luciendo como un ángel que no parecía estar asustado cuando avanzó hacia adelante completamente perdido por quien estaba al otro lado de la puerta a quien le permitió arrastrarlo fuera, provocando que arrojaras el ramo al suelo para correr hasta donde estaba. Realmente te preocupaba que haya sido raptado, era demasiado bueno para creer en las maldades del mundo, así que cuando estabas listo para emprender carrera al exterior para rescatarlo lo encontraste ahí, cerrando los ojos mientras dejaba que otro lo tomara en brazos, podías verlo dudar sobre estar afuera, podías ver cómo sus dudas se callaban con un beso suave, podías verlo siendo feliz con otro. No quisiste admitirlo en ese momento, no quisiste aceptar la realidad, te negabas a que hubiera otro en su vida, no podías soportar la existencia de alguien más; los observaste en silencio, tratando de no hundirte y encontrarle una razón, el problema es que era evidente. Él no te amaba de la forma en la que tú lo hiciste por un largo tiempo y tú te rompiste por dentro.

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