1

14 1 0
                                    

"Recuerdo que dolía, mirarla dolía"

Recuerdo perfectamente su cara contra mi ventana, se podía ver una gran tristeza en lo profundo de sus grandes ojos cafés sus heridas demostraban el exceso de lamentos acumulados en su cuerpo saliendo de una manera estremecedora.

Era un Jueves lluvioso cuando la vi por primera vez, nunca había visto tanto dolor en unos ojos.

Toco a mi ventana mientras yo tenia pensamientos bombardeandome, no había sido un buen día acababa de salir de la universidad y decidí ir por un café.

Fue ahí cuando la vi, fue ahí cuando todo comenzó...

Al voltear vi que tenia una herida en la cabeza y estaba mojada, no sabia que hacer ya que jamas había estado en una situación similar, me perdí en mis pensamientos cuando escuche otro golpe seguido de una voz que me decía

- ¿Hey, podrías ayudarme por favor? -

Su voz sonaba extraña, creo que estaba llorando.
Esta vez logre reaccionar más rápido y baje del automóvil.

Ni siquiera pensé si podía ser una asesina o que me fuera a quitar mis pertenencias lo único que pensé era que debía ayudar a esa chica.

Abrí la puerta del copiloto para que ella pudiera subir ya que la lluvia cada vez caía mas fuerte, ella subió y yo le di la vuelta al auto para subir también. Le di mi chamarra ya que estaba empapada y tenia frío...ella no se negó.

Me quede en silencio un rato analizando todo lo que estaba pasando y porque me había tocado a mi encontrar a esta chica, ella tampoco hablaba solo se limitó a temblar de frío mientras se tapaba con mi chamarra.

Hasta que por fin decidí hablar ya que ese silencio me incomodaba mucho.

-¿Quien eres?- solté sin más, sin muestras de afecto o de interés.

- Yo...yo...lo siento...necesitaba ayuda y...mañana mismo me iré...solo necesito... Un lugar donde pasar la noche.-

-¿Quien eres? - le repetí.

- Mi nombre es Romina.- dijo casi llorando

Fue ahí donde me di cuenta que las mujeres podemos ser bastante crueles.
Quize reparar lo que había causado ya que Romina se encontraba llorando.

-Mi nombre es Daniela- dije con suavidad

Ella seguía llorando ya no sabia que hacer para que se callara, nunca he sido alguien muy amable y esto comenzaba a enfadarme.

-¿Acaso no tienes un hogar al cual ir? - le dije al ver que no paraba de llorar

- No tengo a donde ir por favor llevame a donde tu prefieras pero sacame de aquí- dijo.

Me puse en camino hacia mi casa, eran aproximadamente 20 minutos, probablemente no era el mejor lugar al que la podía llevar pero no tenia otro a donde ir.

Llegamos al fin, baje del auto y la invite a pasar.
Vivía yo sola, el lugar no era muy grande pero era suficiente para mi, para las dos ahora. Era un pequeño apartamento que me servía para acortar camino al colegio ya que mi casa, donde estaba toda mi familia quedaba a una hora de camino.

Recordé sus heridas y fui por el botiquín (o al menos lo que yo llamaba botiquín), solo encontré un poco de alcohol y algodón un poco sucio, pero era suficiente para que se pusiera en la cabeza mientras podía llevarla a un doctor.

Lo tomo y lo colocó donde estaba su herida.

No pude más con la curiosidad y le pregunte

- ¿Que te sucedió, porque tienes esas heridas?

Al parecer mi pregunta la sorprendió porque hizo un gesto bastante notorio de incomodidad.

Hola c: soy nueva en esto, es mi primer obra así que les pido todo su apoyo. Espero que les guste 💛

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 04, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Estamina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora