HEdonist.

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Las lágrimas resbalaban por el pálido rostro del joven. Aquella mañana había despertado sintiéndose mal y solo.

No era la primera vez que él se sentía así. Tampoco era la primera vez que despertaba solo. Se había convencido a sí mismo que no le iba a afectar más la ausencia de aquél precioso chico, pero no pudo evitarlo al despertar sin él a su lado aquella mañana.

Yoongi había estado completamente feliz cuando el menor apareció en su puerta la noche anterior, con una sonrisa coqueta plantada en sus labios y una botella del vino favorito de ambos. Y, a pesar de que había estado molesto con él durante varias semanas, no pudo evitar sentirse débil y vulnerable a aquella mirada tan bella.

-Jungkook- murmuró con sorpresa-, ¿qué haces aquí?

-Vine a verte -dijo obvio-. Creí que me extrañabas tanto como yo a ti.

Yoongi no pudo hacer más que tragar fuerte y deleitarse con aquella sonrisa coqueta que el menor tanto disfrutaba poner.

-¿No me dejarás entrar?- cuestionó el castaño con una ceja alzada.

-N-no creo que sea una buena idea, Jungkook -Yoongi estaba intentando parecer molesto, aunque claro que no podía.

-¡Vamos, lindo!- exclamó el más joven-. He venido hasta aquí por ti, no estás pensando dejarme parado afuera con esta lluvia, ¿cierto?

"¿qué lluvia?" se cuestionó Yoongi por dentro, pero no dijo nada. Afuera el sol brillaba radiante y la única pizca de lluvia se la había llevado el verano hacía más de un mes.

Conocía de sobra a Jungkook y sabía que no se iría hasta haber conseguido algo. Esa fue la razón por la cual lo dejó entrar; o, al menos, eso fue lo que se dijo a sí mismo.

Y ambos pasaron la noche hablando de cosas triviales. Jungkook había sido aceptado en la universidad de Seúl y había querido celebrarlo con su gran amigo. Yoongi estuvo feliz, sabía que el menor se había esforzado muchísimo estudiando para aquél examen.

Cuando la botella de vino estuvo vacía, ambos chicos terminaron besándose sobre la cama del mayor. Jungkook se daba el gusto de tocar aquí y allá, sobre la ropa y bajo de ésta y Yoongi solo se limitaba a suspirar sobre los labios del contrario.

¿Que si se sintió culpable?
Bueno, en aquél momento no lo pensó. La culpabilidad venía por la mañana, cuando despertaba y veía el lado izquierdo de su cama completamente vacío.

Jungkook siempre hacía eso, buscaba a Yoongi cuando necesitaba satisfacer sus necesidades y él, como un loco enamorado, accedía a todo lo que el menor le pedía y Yoongi comenzaba a cansarse de esa situación.

De repente, todo el dolor se convertía en enojo. Se sentía humillado, utilizado, sucio. Se sentía traicionado, aún cuando sabía que él era quien había cometido un gran error. Pese a esto, tenía la esperanza de que Jungkook regresara, que apareciera en su puerta como la noche anterior y le sonriera de esa manera que tanto le gustaba. O simplemente que Jungkook le diera una señal que le hiciera saber a Yoongi que debía luchar por él. Pero eso jamás sucedía y estaba casi seguro que, esa vez, no sería la excepción.

Casi podía escuchar a su mejor amigo, Namjoon, riéndose de él, recordándole lo estúpido que era por haber dejado a Jungkook entrar en su vida una vez más, incluso cuando miles de veces había prometido no hacerlo de nuevo.

hedonista + kookgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora