『D o s』- Enviado

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Ya se había acabado el domingo, y al siguiente día debía volver a estudiar, volver a usar mi cerebro con las pocas neuronas que me quedaban. No había hecho mucho los dos días que tenía para descansar, ver series era mi único fuerte cuando estaba sin clases y comer mucho helado. Ivy se negó a estar en casa conmigo, por lo tanto salió con los chicos con los que nos sentabamos cada almuerzo, como si no hubiera más personas en el mundo.

Miré la hora en mi celular; 11:45. Faltaban 15 minutos para que fuese lunes y sentía que contaba los minutos, por que no me dormía para nada. Veía mi fondo de pantalla detenidamente, ¿como iba a hacer para que ese hombre cayera a mis pies cuando nadie pudo hacerlo?. Ni la más bonita y popular de la preparatoria había logrado que él le pusiera atención, tantas veces que lo intentó, pero salió fue rechazada. Muchas veces intentaron descubrirlo haciendo algo que dañara su reputación, pero era imposible, nadie conseguía que alguno de los dos tuviera una reputación llevada por el suelo, si no elevada por el cielo. Era hasta imposible que no se metieran con mujeres y negaran ser homosexuales. Aveces me ponía a considerar que tal vez ellos si tenían unos padres extorsionistas y me mataba la idea de darme de cuenta que era así. Era como si ellos los explotaran, como si los obligaran a ser así, a ser reservados y misteriosos, a que no tengan información de ellos y los amenazasen por ello. Seguía temblando a la idea de creerlo, ya que habían pasado cuatro años de que ellos fuesen tan misteriosos y que se levantaran tantos rumores sobre ellos, pero que la mayoría no fuese confirmado. Habían sacado un rumor sobre sus estudios, de que sus padres no los habían dejado estudiar en un instituto, si no solo en su casa, y que habían sido cambiados de ambiente al cumplir mayor edad y pudiesen cuidarsen solos, pero solo era eso, un rumor, un rumor que no era confirmado por nadie ni por ellos.

La historia de su vida intrigaba demasiado, que nadie podía quedarse con las ganas de querer saber más de ellos, ni siquiera sus compañeros del equipo, que se mantenían más cerca de ellos. Yo sabía que nadie iba a poder lograr que ellos dijeran algo, pero quería hacer el intento, por que no los volvería a ver cuando saliesen en unas semanas graduados y se fuesen para la universidad, sin al menos saber un poco de su vida, más que sea el por que son reservados a ese extremo.

Desde que ellos habían llegado a la preparatoria, siempre mantenían el primer puesto entre todo el colegio, y por es razón tomaron tanta popularidad, que les fueron otorgado las entradas al equipo de la preparatoria rápidamente. Todos supieron que ellos ya habían ganado muchos premios y medallas en otros deportes, también en el fútbol normal, por lo tanto fue más rápido aún su ingreso. También su fama subió al haber hecho que la preparatoria quedara en primer lugar entre las demás en ese deporte. Se destacaban mucho entre los demás, y eso era impresionante, parecían robots. Nadie había visto a sus padres, solo a una persona que se encargaba de dar la cara por ellos, más mayor que los gemelos, pero no de la edad que tendrían sus padres legítimos.

A la mañana siguiente, me levanté de no muy buenos ánimos, encontrándome con Ivy sentada en mi puff mirándome. Rodé los ojos. Todas las mañanas hacía lo mismo, llegaba más temprano para verme dormir o para huir de los problemas en su casa.

—¿Ya te vas a parar?—preguntó al verme abrir los ojos por completo.

—Si, señora mandona.

—Tu madre aún dormía cuando llegué.

—¿A que hora llegaste acaso?—fruncí el ceño.

—Muy temprano, parece.

—¿Otra vez tus padres pelearon?—me senté cruzada de piernas en la cama.

—Si, sabes como son, hasta por la crema de dientes se pelean, menos mal que me arreglé temprano.

—¿Y por que no se divorcian?

The Bad Boy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora