La Misión

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La noche me pareció larga, muy larga, no tarde nada en terminar las cosas, aprendí gracias a mi diario como concentrar ciertas habilidades en hielo, bueno creí que era hielo pero al parecer el cristal, no entiendo como puedo hacer tantas cosas. Volviendo a lo que les explicaba, lo que pueden hacer las esferas que exploten las habilidades como bombas o que se guarde por un determinado tiempo. Hice unas de olvido de memoria, otras de poner a dormir el cerebro, es como un coma espontaneo. Dejarlos inconscientes en resumidas cuentas pero sin que ellos sepan que lo están. Tenía simplemente todo listo. El plan sería esperar hasta las 10:40 por que ultimamente están llegando a esa hora, en en ves de llevarse documentos en cajas y medicinas, jeringas, parecían cosas para una cirugía, tengo registro que al principio iban a monitorear pero poco a poco empezaron a hacer más cosas. Algo me dice que es más grande de lo solo el secuestro del Doc Ruff. Pero no importa, eso será al anochecer. Me sobro tiempo y estaba ansiosa por ver a Malcome *suspire* No se por que hice eso. Así que pensé por que no ir ahora, el estaría dormido pero no importa solo quería ver lo. Así que eso hice, no me tarde nada por razones obvias creo, el estaba dormido, me sentía un poco culpable de que yo allá visto sus recuerdos más felices y el no los míos, se veía lindo.                                                                                              Me senté en un silla que tiene ahí, la hizo cuando tenía 11 años, fue la primera silla que el mismo diseño, eso el me lo dijo no tuve que usmear. Quería devolverle en si el favor de darme sus recuerdos, así que le di mis más bellos y felices recuerdos, yo solo lo observaba siendo espectador de mis propias alegrías, el sonreía dormido, le tenía tanta envidia al maldito, se veía tan tranquilo. No pude evitarlo y me recosté a su lado mientras masajeaba su cabello, su bonito cabello color café oscuro. Acaricie su nariz, el tiene una bonita nariz, no se si en verdad era bonita o era por que es la nariz de Malcome. Pude observar sus labios, no pude evitar darles un pequeño rose con mi dedo, eran rojos, me gustaban sus cejas, no eran perfectas pero marcaba su mirada, su cara. Ahora no lo observaba a lo lejos o en mis pensamientos, lo podía hacer. Me sentí como si lo hubiera violado un poco. Cuando sentí que mi mamá estaba pronto a despertar, solo entré un segundo a su subconsciente y le dije "Buenos días, idiota". 

El pobre se despertó todo espantado. Yo llegué justo a tiempo para cuando despertó mi mamá  

- ¡Buenos días mamá! *le di un besó en su mejilla*

- ¿Donde estuviste anoche? *dijo adormilada*

- Yo! Yo estuve en mi bublearth, claro

- Mientes.

- ¡No! ¡Yo no! Yo estuve aquí todo el día mami, digo noche. Tu me entiendes.

- No, no trates de hacerlo. No se si ya te lo dijo tu diario pero, yo. Tu y yo tenemos una conexión, yo siento cuando estás o no estás, en si aveces se que haces cuando me dejas verlo. Así que te vigiló todo el día y la noche. Solo no me mientas, ¿te gusta Malcome?

- ¿A que viene el tema? Tu me estabas molestando anda, regañame. 

- Enserio no eres normal, no eres una hija normal. Solo dime *me vio con una sonrisa picará* - ¿Te gusta Malcome? 

- Mami! Se te hace tardé, ya ve a bañarte. Anda ve. Corre. *la arrastre hasta el baño*

- Solo dime, dime, dime, dime, dime. 

- Eres tan irritante como tu otra hija. Solo metete a bañar. 

Esa mañana fue de las mejores desde que desperté. Me sentía con ánimos para hacer la misión. Fui por Malcome a su casa. Su mamá, Donna estaba regando sus plantas.  

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⏰ Última actualización: Mar 25, 2017 ⏰

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Ania: Origenes de una mutante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora