Beautiful Crime - Hannigram

Parte Unica

Camino por la carretera y estoy seguro de que es un sueño. Intento hablar pero la voz no abandona mi garganta, quiero llamarte y saber que estas vivo, que aún estás conmigo y que no cometí el peor error de mi vida dejando todo atrás; quiero ver tus ojos y perderme en ellos, quiero sentir con todos mis sentidos cada reacción, cada sentimiento... Cada parte de ti que me grite que estas vivo.

Quiero creer que todo pasa por algo, que el forzar tu mente fue para que corrieras a mis brazos otra vez, pero la oscuridad me envuelve y tu luz no me llega, donde estas, me pregunto. Donde se fue tu aroma barato pero a la vez tan embriagador para mis sentidos.

No quiero mirar atrás porque se que no estarás, porque la prefieres a ella nuevamente, pero escucho tu voz a mi espalda y volteo, volteo esperanzado creyendo que podría verte ahí «William» digo al vacío de mi mente, desolado al no encontrarte ni siquiera en mi sueño, en mi efímero momento de mi felicidad, en la utopía que he diseñado para ambos, vuelvo la vista al frente y estas de pie, de pie frente a mi, ni una brisa pasa por nuestros cuerpos, nuestras narices se rozan, «despierta» me dices con aquella voz llena de inseguridades, con aquella voz con la que dominaste el corazón que creía muerto.

Abro los ojos y me llevo una grata y agradable sorpresa, en mi cama junto a mi un cálido cuerpo se acurruca, logró ver una maraña de cabellos rizados castaños y se a quienes pertenecen, se exactamente de quien es, y no sólo por su aroma, si no por el hecho de que nadie más se acercaría al monstruo de la cornamenta. Nadie mas que el mismo monstruo al que le crece una cornamenta, la cornamenta más hermosa que ha visto Hannibal, lo suficientemente fuertes para pelear junto a su pareja... Su compañero de vida... Y solo para cometer un crimen hermoso, una obra de arte comprendida solo por su amado y trastornado William. Solo para bañar sus manos de sangre una vez más y preguntarle si el puede verlo, si el logra ver la hermosa obra de arte que ambos pueden crear.

«Lo veo» le diría, «te veo Hannibal» y el no sabría que con solo esas palabras tendría al monstruo a sus pies.