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—¿Ya viste a Eunwoo? Es una lindura —dijo Dae.
—Prefiero a Rocky —dijo Iyul.
—Pues yo prefiero a Moonbin... Esta más bueno.
—¡Yah! ¡Pervertida! —Dae me pegó con su mochila.
—Alumnos —llegó una secretaria. Era nuestro primer día de clases después de las vacaciones de verano—. El profesor de física no se presentará este día. Tienen las siguientes dos horas libres.
Todos asentimos e hicimos reverencia ante ella. Ya que desapareció todos soltamos un grito de emoción y la mayoría salió del aula.
—¿Qué decías de Moonbin, pequeña pecadora?
—Qué esta bien bueno —le contesté a Moonbyul.
—¿Sabes quién te está mirando fijamente desde hace rato y también está bien bueno? —me susurró Iyul a mi lado.
La miré y negué.
—Shin Hoseok... —respondió levantando una ceja y se paró para salir del salón.
Busqué con la mirada a Hoseok y si... me estaba mirando.
En cuando mis ojos se toparon con los suyos él me sonrió y yo miré a otro lado avergonzada.
¡Por dios! Llevaba enamorada de él desde hace años, desde antes que todas las otras chicas se fijaran en él, desde antes que los músculos en sus brazos crecieran, que tuviera un cabello salido de comercial y una piel perfecta.
Seguía mirándome toda la hora siguiente. Saqué mi espejito y me miré para saber si tenía algo en la cara o en los dientes y que por eso me miraba.
Nada, no tenía nada.
No podía creer nada de lo que estaba pasando.
Primer día de clases.
Hoseok.
Shin Hoseok me miraba fijamente sin disimular.
Comenzaba a irritarme que me mirara de esa manera. ¿No tenía nada más que hacer o qué?
—Si no vas a dejar de mirarme, toma una foto. Durará más —dije cuando llegué justo al frente de él.
Mis amigas miraban asombradas desde su lugar cuchicheando cosas seguramente, acerca de que su tímida amiga fue a hablar con el chico que le gustaba desde siempre.
Cuando bufé y me levanté para caminar hacia él, nunca dejó de mirarme y justo cuando solté aquello sonrió y metió la mano a su bolsillo.
Rápidamente colocó el celular al frente de él y escuché el sonido de la cámara.
¿Qué mierda?
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—¡Vete por la sombrita, pervertida! —me gritó Dae.
—Trae los audífonos, no te escucha. Y está pensando en Hoseok —dijo Iyul y soltaron una risilla.
—¡Las escuché! —grité del otro lado de la calle.
—¡Es una bruja! ¡Corre! —dijo Dae y comenzaron a correr.
Solté una risa y seguí mi camino a casa.
Comencé a escuchar unos pasos apresurados y luego, Shin Hoseok había tomado mi hombro para voltearme y ponerme frente a frente.
—¿Qué-Qué pasa?
Él tomó un suspiro mirando al piso y después me miró directo a los ojos.
—¿Y si salimos en una cita? Tal vez... vamos a durar más que la imagen que tomé.
