L O V E

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-¿Perdiendo el tiempo? -me miró atónito y dolido.

El tono de mi voz cambió de manera sorprendente en comparación con la primera vez que hablé, estaba molesto, no quería hablar del tema, era lo que intentaba evitar desde que llegué, pero al parecer tal cosa era imposible.

-Como oíste.

-Entonces ¿Tú no sentías nada por mí? -cuestionó frío.

Yo me tensé ante aquella pregunta, la respuesta era mas que obvia, ¿en verdad debía hacerla?

-Yo no dije eso -hablé cortante, mientras me cruzaba de brazos.

Estaba enfadado y la mirada de Jimin me penetraba, conseguía ponerme muy nervioso, y a este paso mis manos comenzarían a temblar cual gelatina de nuevo.

Nadie dijo nada, ambos nos sentamos en el suelo exhaustos, no sabíamos cuanto tiempo llevabamos encerrados pero las piernas comenzaban a dolerme.

Estaba aliviado porque la conversación había finalizado, hasta que él habló de nuevo.

-¿Recuerdas nuestra primera cita? -cuestionó mirando un punto fijo en el techo.

Yo fruncí el ceño y lo volteé a ver, esperando que su mirada se cruzara sobre la mía pero eso no sucedió.

-Si -hablé tras un suspiro. Por supuesto que lo recordaba dormí como un bebé esa noche, estaba muy felíz.

-Ese día dijiste que no tenías un sabor de helado favorito, así que yo te llevé a todas las heladerías que había aquí en Busan para que lo encontraras, pero no fue así -sonrió recordándolo.

Yo también lo hice, ese fue un gran día.

-¿Recuerdas el día siguiente? -esta vez yo hablé riendo, Jimin se sorprendió y volteó a verme, me sonrojé un poco así que continué para disimularlo- Me retaste a bailar en aquella plaza, y cuando empecé choqué con una señora y su bolsa de naranjas se cayó al suelo.

Jimin lanzó una de esas carcajadas que tanto amaba escuchar y sus ojos se achinaron como de costumbre cuando se avergonzaba o algo le causaba mucha risa.

-Luego le dijo a un guardía y éste nos persiguió por horas -habló aún sonriendo.

Yo reí aun más recordando aquel detalle.

-No logró alcanzarnos -reí.

Jimin también rió y me miró, nuestras sonrisas se desvanecieron, y en cuanto nuestras miradas se cruzaron un monton de chispas invadieron mi estomago, mi corazón latía con violencia bajo mi pecho, mis manos dejaron de temblar para tomar la suya.

Ya no estábamos en la escuela, el closet del conserje, ya no estábamos en el mundo, ya no existía nada más que nosotros.

Y lo supe, no había vuelta atras, estábamos condenados a nosotros, condenados a tropezar con la misma piedra, una y otra vez.

-Te extrañé Jimin.

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Bad at love + jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora