Capítulo 8: "Disfraces".

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Dylan Jones = Nash Grier en multimedia.

(Capítulo sin corregir)

Dos semanas.

Dos semanas desde que llegaron a aquel sitio. Dos semanas desde que las chicas conocieron a los cinco chicos más maravillosos, y que los chicos conocieran a las cuatro chicas más extrovertidas. Se llevaron bien, y estaban seguros de que siemore sería así. Al principio fue extraño ecmncontrarse con la gran sorpresa qmde que la mansión sería compartida con desconocidos, pero aún así, el verano se convirtió en algomejor a lo que cada uno esperaba.

Ahora las tres ruvias y la castaña se encuentran en la sala con la computadora de Noah, buscando si hay alguna fiesta para algún día de estos. Ya estaban aburridas de concurrir siempre al mismo bar cuando querían salir.

-Hey, miren, ¿qué hay de eso? -pregunta Wendy, señalando con su dedo un anuncio de la página a la que entramos, es el blog de Los Ángeles.

-Mm, no lo sé, veamos -dice Yaz y hace clic en el anuncio.

-Te invitamos éste sábado -comienza a leer Jade en voz alta- a las nueve treinta para a la gran fiesta anual de disfraces. Trae tu disfraz y ven con amigos, con tu pareja, con tu primo o con quién quieras. ¡Te esperamos! ¡No faltes!. -se miraron entre todas y con eso fue todo para comenzar a correr escaleras arriba. Y no, no hizo falta decir palabra alguna, se conocen demasiado bien como para saber que todas están de acuerdo en asistir a aquella fiesta.

Disfraces... Sí, ellas lo amaban.
Son amigas desde siempre, en cada uno de sus recuerdos una de ellas forma parte de los de una. Y los disfraces... Dios, los disfraces eran la principal atracción de sus infancias.
Les costó convencer a Amabar al principio, decía que era algo infantil, pero en poco tiempo, era ella quien escogía los disfraces para sus amigas y acertaba con todos.

Buscaron, buscaron, y buscaron en sus maletas. Pero nada. Niguna poseía disfraces en aquellas y comenzaban a desesperarse.

La invitación decía "Éste sábado a las 9:30". ¡Ese día era sábado! ¡Y concluían las 3:15 de la tarde!.

-¡Al centro comercial! -gritaron todas al unísono y se echaron a correr. Wendt se tropezó con una media que posaba en el suelo de madera de la habitación de Yaz, que era donde todas se encontraban, y cayó de cara al suelo. Ambar la ayudó. Pero una más cayó al suelo; Jade no se había dado cuenta de que tenía una tanga en su frente, y al correr ésta se le había deslizado por la cara hasta taparle la vista, logrando que chocara con la puerta y cayera. Ambar también la ayudó.

Corrieron escaleras abajo, encontrándose con Yaz que ya se hayaba con su manoen el picaporte de la puerta de la entrada, preparada para salir.

Las chicas la alcanzaron, pero Jade frenó en seco al rexordar algo esencial. -¡Esperen! -las para, y ellas se giran para prestarle atención-. El abuelo está durmiendo, y ninguna de nosotras sabe conducir -informó, con toda la razón del mundo.

Las chicas bufaron, pero gracias a Dios una idea vino a la cabeza de la castaña-. ¡Ya sé! - corrió una vez más por las escaleraz, salteándose unos cuantos pares para llegar lo más rápido posible. Llega hasta la puerta de la habitación de Noah y toca.

Pasaron unos cuantso segundos, hasta que se dignó a abrir. Él la recibe sin camisa y con unos ajustados bóxers negros de Clavin Klein. Estaba frotándose sus ojos, pues antes de que Jade lo interrumpiera, él estaba durmiendo plácidamente -¿Jade?.

-Ho-hola, box... -casi confunde el nombre del chico con el nombre de única prenda de vestir que poseía Noah se da cuenta de su confusión oral y se ríe un poco-. Digo... ¡Noah!. Sí, Noah -se corrige a tiempo-. Te quería preguntar si nos podrías llevar a las chicas y a mí al centro comercial.

My One And Only Important Summer: Viviendo con mis amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora