Único.

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Hace dos horas, aproximadamente, está dando vueltas en su cama, con sus ojos abiertos y sus dedos cosquilleando por las ganas de escribir. La oscuridad envuelve el lugar y no hay ningún ruido, todo está calmo, menos su necesidad de levantarse, buscar su laptop y escribir hasta que el sol aparezca en el horizonte, el cielo se torne púrpura, y las ganas de dormir se apoderen de su cuerpo.

Al final, decide sucumbir ante el deseo y luego enfrentarse a las replicas de Jimin.

Sus dedos teclean con rapidez, dándole forma a un nuevo escrito. Yoongi se abandona en la historia, deja de ser él, y se vuelve su personaje. Sus ojos van de renglón en renglón, buscando algún error de cohesión o alguna falta ortográfica. Al no notar ninguna, sigue pulsando las teclas, el «Tap, tap» siendo el único sonido en aquella tranquila habitación.

No sabe qué hora es porque cuando escribe pierde la noción de todo, hasta de su nombre, pero los rayos del sol asomándose por su cortina, dando directo a sus ojos, le hacen ver que lo hizo de nuevo, otra vez trasnochó y a Jimin no le haría ninguna gracia.

Su despertador suena y él lo deja ser libre al mismo tiempo que vuelve a hundirse en las sábanas y suspira con sus ojos cerrándose por el cansancio. Ni bien siente el sueño golpeando su puerta, se da cuenta que no es el sueño y que, con seguridad, su mejor amigo estaba del otro lado de la madera.

—Yoongi-hyung, ¿Logró dormir?— No hacen falta palabras cuando el menor ve sus ojeras y la laptop abierta.— ¡Ay, dios! ¿Qué tengo que hacer para que duerma de una vez?

—Dormir conmigo.

La habitación se sumerge n un silencio tenso, y Yoongi se reprocha mentalmente por haber sido tan lanzado, asustando a Jimin, o eso cree.

—Está bien.— El menor lo mira con una pequeña sonrisa y las mejillas rojas como un lindo tomatito.

—Ven aquí en la noche.— Le dice levantándose de la cama con una media sonrisa.— Ahora has el desayuno que tengo hambre.

—Sí, hyung.

[...]

Cuando la noche vuelve a aparecer, todo está listo. El colchón de Jimin se burla de él desde el suelo, su laptop está en su escritorio cerrada, y Jimin lo mira con su pijama de conejito. Es gracioso como de verdad tiene un pompón como cola al final del remeron, y unas lindas orejitas en la capucha, sus muslos son tapados apenas y la mayor parte de sus piernas está descubierta, dándole una vista maravillosa al escritor.

—Buenas noches, hyung.

Jimin se da la vuelta, dándole la espalda y emitiendo un suspiro gustoso. Yoongi lo mira desde su cama, aunque no logra verlo por la oscuridad.

—Jimin...— Habla de la nada, recibiendo un "Hmn" como respuesta.— ¿Recuerdas cuando llegaste a este departamento?.

—Cómo olvidarlo, hyung. Usted literalmente dijo "¿Por qué mi madre dejaría a una zanahoria convivir conmigo?" yah, hyung, no era una zanahoria. — Jimin ríe y el mayor cierra los ojos.

—Mi madre quería que entablara relaciones, hiciera amigos... Y me mandó a un mocoso hijo de una de sus amigas.

—Debe admitir que ama a este mocoso.

—Sí, lo hago.

—También te amo, Yoongi-hyung.

—Ven aquí, idiota, cuando digo que duermas conmigo, es que duermas conmigo, en mi cama.— El sonido de cosas siendo movidas fue lo único que percibió antes de sentir a Jimin sentadose en su cama.— Así está mejor.

Por primera vez en muchas noches, no tuvo la necesidad de sentarse con su laptop y escribir su historia de desamor, no quiso escribir sobre un amor no correspondido y se limitó a abrazar fuertemente a Jimin, aspirar su aroma y dormir profundamente.

Porque Jimin era toda la paz que Yoongi quería y necesitaba.

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"Hoy me niego a escribir", dije.

Pero era inevitable no hacerlo.

Espero que les haya gustado 😄💞

Bye~

Belén

Insomnio •YoonMin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora