"Dos seres, un camino, dos corazones, un único destino"...
Japón 24 de abril de 1719...
El ocaso ya había hecho posesión del enorme país a esas alturas del día mostrando su belleza al pintar el cielo en tonos naranjas y violetas que no podía pasar desapercibido por los pobladores, por lo general esa era la hora más tranquila del día y era normal observar a la mayoría de los ciudadanos matando el tiempo o relajándose mientras tomaban el té, hasta los respetados samuráis eran vistos embriagándose en algún bar de mala muerte o visitando a las aclamadas "Oiran" algo ya muy normal en ellos.
Sentada en el verde pasto de una pequeña colina y recostada en un frondoso árbol de sakura podía observarse a una preciosa muchacha que contemplaba atentamente el atardecer dejando escapar unos cuantos suspiros de vez en cuando. La mencionada joven era poseedora de una gran belleza que no pasaba desapercibida para los habitantes del pueblo de Karakura, sus amigables ojos castaños y su alegre sonrisa cautivaban a más de uno, su destacada delantera y su larga cabellera naranja eran otras cualidades muy apreciadas por los hombres que la rodeaban; en esos momentos vestía un bello kimono celeste claro con estampado de orquídeas blancas, su obi color amarillo contrastaba con el resto de su vestimenta haciendo juego con sus getas que eran del mismo color y su cabello permanecía suelto igual que siempre pero siendo adornado por unos pasadores en forma de flor de 6 pétalos color celestes que se situaban paralelamente al lado izquierdo y derecho de su cabeza. Tan ensimismada en sus pensamientos estaba que no se percató de la presencia de cierta chica hasta que sintió como una mano se posaba en su hombro derecho.
- ¡¡¡Waaa!!!- grito la pelinaranja escandalosamente al escuchar como alguien a su espalda la llamaba fuertemente, giro su cabeza rápidamente así encontrándose con el familiar rostro de su mejor amiga que le sonreía burlonamente- ¡Ah Tatsuki-chan!, ¡que susto me diste!.
- Pues no te asustarías si no acostumbraras a soñar despierta Orihime, ¿qué estás haciendo aquí?, Yuzu-chan estaba preocupada por no verte en casi todo el día- comento una guapa pelinegra tomando asiento junto a su jovial amiga, la mencionada chica vestía un sencillo kimono color menta con un vistoso estampado de unas llamas rojas en la parte inferior de su traje, su obi color rojo se le adhería a su delgado abdomen y su rebelde cabello azabache permanecía anudado en una coleta dejándose apreciar menos revoltoso que de costumbre.
- Solo viene a relajarme un rato, ¡meditar es bueno de vez en cuando!- explicaba dándose unos suaves golpecitos en su cabeza hueca.
- Estás preocupada por Ichigo ¿no es así? - inquirió mirando fijamente a la pelinaranja y al ver su melancólica expresión supo que había acertado- siempre has sido fácil de leer.
- Es que pensaba que ya van 3 meses desde que fue de misión y no hemos sabido nada de él hasta el momento...- musito con voz entrecortada y abrazándose a sí misma- ¿qué tal si él ya no regres...?- fue interrumpida.
- No digas eso... Ichigo a pesar de ser un idiota es un hábil y fuerte guerrero ¡ya verás cómo aparecerá con su feo rostro cuando menos los esperemos!- animo la pelinegra a su amiga palmeándole la cabeza y emanando tanta seguridad que fue capaz de tranquilizar a la de ojos castaños haciéndola sonreír alegremente.
Las 2 amigas tomaron rumbo al hogar de la pelinaranja pero al pie de la colina fueron interceptadas por un joven vestido con el típico uniforme samurái a pesar de no tener la apariencia de un guerrero.
- Etto... disculpen que las moleste pero ¿en esta colina seré capaz de recolectar manzanilla?- hablaba nerviosamente y de manera atropellada el chico que no parecía rebasar los 18 años.
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"Cuando el destino nos alcance"
Fanfiction"Yoruichi Shihouin una hermosa noble y líder de su clan se ve obligada a contraer nupcias lo antes posible, sin embargo ella deseaba casarse cuando realmente estuviera enamorada y era algo que hasta el momento no había logrado por lo que desesperad...