•PRÓLOGO•

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SASHA SALVATORE:

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SASHA SALVATORE:

La cabeza me retumbaba, mis fosas nasales me ardían y sentía mis ojos quemarse por el calor y la droga.

La fiesta estuvo alocada, lastimosamente un vecino llamó a la policía diciendo que la fiesta ya estaba saliéndose de control, ¡hasta ahora simplemente nos habíamos drogado unos cuantos!

Abrí la puerta de mi casa intentando no hacer demasiado ruido para así no despertar el mal genio de mi hermano mayor. Pero salió horrorosamente mal cuando el cable de la lámpara al lado de la puerta hizo que me tropezara haciendo que se cayera he hiciera un ruido insoportable para mi dolor de cabeza.

—¿Por qué mierda llegaste a esta hora?

Aparece mi hermano desde las escaleras principales en pijama y gritándome como si fuese mi padre.

—Lo lamento, hubiese llegado más tarde pero llegó la policía y— me río como estúpida recordando. —Y nos fuimos todos al carajo, casi me agarra la policía.

Me tambaleo hasta el sofá más cercano y me tumbo de boca abajo sintiendo la suave tela malgastada, luego pienso en cuantos tipos me he tirado aquí mismo, me da asco pero mi dolor de cabeza es aún peor que lo asqueroso que puedan ser las cosas que haya en el sofá.

—No seas infantil, Sasha. ¡¿Por qué llegaste tan tarde?! ¡Estás borracha y semi-desnuda!

Miro mis prendas. Mi hermano es un exagerado, traigo puesto un top para lucir mi gran abdominal, una mini falda haciendo envidiar mis largas y hermosas piernas.

—Primero que todo, no soy infantil, porque si fuera "infantil"— hago las comillas con mis dedos con la cara hundida en el sillón, me río y prosigo. — si fuera infantil no andaría borracha. Y tercero... ¿o segundo? No estoy semi-desnuda, solo estoy vestida de acuerdo a mi edad.

Mi hermano se acerca y resopla, es de muy mal humor y agua fiestas desde la muerte de mis padres. No lo culpo, él es el mayor y por mala suerte le recae toda la responsabilidad y el cargo de ser autoritario en cualquier situación, pero debería tomarse unas vacaciones y relajarse.

—Mi novia tiene tu misma edad y no anda mostrando... todo su cuerpo.

Me le encaro sentada en el sillón y pongo mi vista en sus ojos color café claro.

—Tienes que entender, hermanito, que tu novia es una pinche aburrida, además si tuviese mi cuerpo— me río a carcajadas para que vea el humor. —Si Eva tuviese mi cuerpo andaría en traje de baño hasta en los días de invierno, tu noviecita es una tabla.

La Fiesta Nunca Acaba Donde viven las historias. Descúbrelo ahora