Castigo (8)

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POV Camila Cabello

Caminé a pasos lentos junto a Christopher hacia la entrada de Empresas Collins. Él me miró desde el rabillo de sus ojos y sonrió. La noche anterior lo hicimos justo después de que yo llegase a casa desde el Sky Room. Mi marido ya estaba en casa, tumbado en nuestra cama mientras miraba los comentarios del juego que había ido a ver. Y yo, como una buena esposa, le di el cariño que tanto pidió durante la noche anterior, que causó un hombre de muy buen humor al día siguiente, hasta el punto de realizar un pequeño pedido mío.

-¿Estás segura de que no quieres que pida a alguien de HR que lo haga? – preguntó mientras saludaba a uno de los empleados.

-Lo estoy, mi amor.

Pasamos por la identificación biométrica de la entrada, recibiendo algunas miradas discretas. En E.C. los trabajadores siempre mantenían una postura seria, sin mostrar ningún tipo de distracción. Todo gracias a los estrictos supervisores, que estaban a cargo de Christopher. Cruzamos la entrada principal, yendo hacia los ascensores del otro lado. Dos de los tres ascensores estaban ocupados, dejando el de la izquierda libre. No tomó mucho tiempo y ya estábamos en el último piso, donde estaba el despacho de mi marido. Ésa área estaba reservada solamente por su despacho, dividiéndolo sólo por la mesa de su secretaria, que hasta ahora estaba completamente vacía.

Tarde, qué maravilla.

-Y después dices que no tengo razón. – hablé mientras pasaba la punta de mis dedos por la mesa fría de madera del escritorio de Clarice.

Christopher me miró con la mirada de "estás exagerando". Pero pronto se giró hacia la puerta, entrando en su despacho. Caminé rápido en mis tacones de aguja, justo detrás de él. Mi marido dejó su maletín de piel marrón en su mesa y después se desabotonó los tres últimos botones de su chaqueta azul marina. Se sentó en su silla y puso su atención en los papeles que estaban encima de la mesa. Acercándome a él, poniendo mis manos en sus hombros donde los apreté lentamente.

-No me quedaré por mucho rato, ¿Vale? Tengo que ir a la galería con Dinah. – dije depositando un beso en su cuello.

-Está bien, cariño. Yo también tengo algunas reuniones hoy.

Christopher miró para fuera de la sala, probablemente buscando alguna señal de Clarice. Alzó un poco su brazo para mirar la hora en su reloj de oro, ya habían pasado de las 8 de la mañana y no había ninguna señal de ella.

-Ella nunca llega tarde.

-Dinah me dijo que ayer la vio en el Sky Room. Debe estar de resaca.

Antes de que pudiera decir algo más, escuchamos el sonido del bip del ascensor. Dejando espacio a una Clarice apresurada, y algo torpe. La mujer todavía tenía algunas marcas en su cara de que se había recién despertado. Su uniforme tenía algunos pliegues arrugados por ser descuidada.

-Lo siento por el retraso, Sr. Collins. – dijo ella tan pronto como puso pie en la oficina.

Christopher miró a la mujer por un par de segundos, como yo. Deslicé mis dedos finos por los hombros de mi marido, mientras analizaba la postura de Clarice en frente de nosotros. La imagen de Lauren junto con esa mujer estaba dibujada en mi mente, haciéndome expulsar cualquier tipo de compasión que podía tener.

-Clarice, quiero que vayas a HR. No necesitaremos sus servicios más.

La mujer desencajó su mandíbula de la sorpresa, ella no se esperaba ese tipo de noticias a esas horas del día. Respiré profundamente, levantando mi cabeza en una postura firme.

Jaque Mate (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora