Prologo

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La tierra está divida en tres mundos. Los humanos les han puesto nombres para nada adecuados; cielo, plano terrenal e infierno; ¡Menuda ridiculez!

Como un ser con más subsistencia que cualquier humano, les daré un poco de información correcta. El "paraíso" es Mundo Etéreo, como le llaman todos esos pretenciosos seres que viven en él. Donde habitan los humanos es el mundo medio o "tierra mortal", ha estado por cientos de años cayendo en una constante decadencia. Finalmente tenemos el mundo bajo o el inframundo; vamos a ubicarnos en este último.

Dentro de este contexto coexisten diversidad infinita de criaturas, espíritus y deidades; todas ellas son presas de una gama de sentimientos similares, desolación, odio, rencor e irá. Hacia el de a lado, hacia el compañero, hacia el padre, hacia el hermano, ni el tipo que está caminando del otro lado de la banqueta se salvará de tu resentimiento crónico. Todos, aquí abajo, somos así.

Me encuentro sentado y solo, mirando fijamente a un punto sin realmente ver nada, pensando repetitivamente "Soy uno más, sin nada que hacer". Levanto la mirada hacia arriba y puedo ver como un tipo con cajas cruza velozmente, miro de reojo mis zapatos y suspiro con pesar. Así, de esta manera es como he pasado las tardes de esa larga existencia. Nadie aquí abajo se pone a hablar de lo que siente, eso sería "raro y anormal" y probablemente asustaría a los conocidos que he logrado hacer, suspiro nuevamente levanto una mano y la pongo sobre mis ojos, ¡No puedo evitarlo, me hace falta un desahogo!

Entonces pasó.

No puedo decir que realmente no lo quería; así como tampoco decir que lo buscaba para mí. Desde que he tenido conciencia eh sido un ser que no quiere tomar decisiones por los demás, con cuidar de mí mismo bastaba. Siempre había estado huyendo inconscientemente de cualquier responsabilidad "ajena" y como si fuera un balde de agua fría me encuentro en esta situación, nueva, divertida, algo problemática, con ellos, con todos ellos. Ahora miro desde una ventana, me encuentro en un mullido sillón negro descansando un poco después de un ajetreado trabajo que duró semanas; suspiró y pienso fugazmente "Si tan sólo pudiera volver a esa mañana, donde sólo estaba sentado observando la basura siendo llevada lejos por la ventisca".

No, realmente no volvería si tuviese la oportunidad, hoy en día tengo una gran carga sobre mí, una si no sé si podré llevar. De cierta manera me gusta, y de cualquier modo posible, no me arrepiento.

La mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora