Hola, soy yo, te echo de menos. Me dirás que sigues aquí, que no te has ido. Pero ya no eres tú, no al menos el tú que a mí me gusta. A mí y no a ti, nota la diferencia. Porque el tú que a mí me gusta es el mejor tú que jamás serás. Y a mí ese tú me vuelve loca, que no tú si no ESE tú, nota la diferencia. Y yo sigo aquí, esperándote a ti, esperando que te devuelvan; que te dejen salir de dondequiera que te tengan preso. Porque yo no sé si tú pensarás en mí, o al igual que yo recordarás el mí que te gusta. ¿Te he dicho ya que te echo de menos? Creo que si. Lo siento, se me esta yendo la cabeza. Sin ti no llego al final del día sin desbordarme, no hablemos ya de final de mes. ¿Volverás por Navidad? Lo sé, no lo sabes, no depende de ti; tampoco de mí. Yo sí estaré aquí o al menos el mí que tú quieras, esperándote, esperando a ESE tú que me destrozaba a besos cada noche, que me mataba a caricias. A ese tú que peleaba conmigo con la guerra ya ganada, o perdida. A ese tú que me sacaba de mis casillas, que me llevaba al borde del enfado, del llanto; pero que nunca me dejaba caer. A ese que encontraba mi punto débil sin buscarlo, pues para ti todo mi cuerpo es un punto débil. Te echo de menos, tú.