Prólogo

59 3 0
                                    

Jamás he subido a un avión, así que reconozco que estoy un poco emocionada.
Me siento y me abrocho el cinturón de seguridad. Mi madre se acomoda a mi lado y me sonríe con aire compasivo:
- Tranquila, cariño. Llegaremos a Miami enseguida.
Cinco horas y veintitrés minutos para para sobrevolar el país de un océano a otro. Tres mil setecientos cincuenta y siete kilómetros en total, para ser más exactos.
Cinco horas y veintitrés minutos para destrozar dieciséis años de mi vida. Y todo por un estupido trabajo.

(...)

Hace solo quince días mi vida era perfecta: dos mejores amigos, un montón de conocidos, fiestas todos los sábados por la noche y una familia..., bueno, como cualquier otra.
¿Qué más se puede pedir?

Hasta que un viernes por la tarde, al volver a casa después de clase, enseguida me doy cuenta de que está a punto de ocurrir algo terrible. Cuando mis padres deben darme una mala noticia preparan siempre una tarta de chocolate para luego consolarme con ella, y ese es, precisamente, y el aroma que me recibe: tarta de chocolate.
Dejo el bolso en el recibidor y voy directa a La Cocina.
Mi madre está delante de los fogones.
- Hola, mamá. - digo.
- Hola, cariño, no te he oído entrar. - por su mirada comprendo enseguida que algo va mal.
- ¿Todo bien?
- Sí, ¿por que?
- Pareces un poco..., no se..., extraña.
- Todo va bien, cielo. Cenamos dentro de una hora.
- Vale, mientras tanto ordenaré mi cuarto.- digo a la vez que salgo de La Cocina y subo como un rayo la escalera en dirección a mi dormitorio.
Me acerco al ordenador y pongo un poco de música. Purpose, de Justin Bieber, comienza a sonar a todo volumen y empiezo a ordenar mis cosas, entre otra cosas para quitarme de la cabeza al gilipollas de Set. Hemos estado juntos 8 meses... Es terrible descubrir que el chico que quieres te engaña. ¡Menudo idiota!
La voz de mi madre me distrae de mis pensamientos:
-¡A la mesa!
En La Cocina mi madre, mi padre y Kendall están ya sentados en su sitio habitual. Tomó asiento yo también. No veo la hora de llevarme algo a la boca, porque me estoy muriendo de hambre.
El silencio que reina La Cocina resulta embarazoso, además de raro, porque solemos hablar mucho.
- ¿Sabéis? Me encanta el nuevo instituto- dice mi hermana rompiéndolo. Kendall solo tiene catorce años, y acaba de empezar su tercer año en el instituto.
Observo las cara de mi padre. Se miran de forma extraña, y parecen preocupados. Veo que mi padre asiente con la cabeza y mi madre entiende a la perfección el gesto.
¿Qué está pasando?
- Chicas, papá y yo debemos deciros algo importante.
¡Oh no, lo sabía!
- Nos tenemos que ir a vivir a Miami, porque a vuestro padre le han ofrecido un trabajo mejor allí. Nos marcharemos dentro de dos semanas.- dice.
¡No me lo puedo creer! ¡No puede ser verdad! No tiene sentido... ¡Estamos genial en Los Ángeles! Tenemos una casa bonita, muchos amigos, puede que el instituto sea un asco, pero los compañeros son fantásticos y, además mis padres ganan bastante dinero.
- Pero, ¡ si estamos bien aquí!- digo.
Mi padre me mira haciendo un esfuerzo para mantener una sonrisa.
- Lo se, Kim, pero no puedo rechazar el puesto. Derek Oviedo se fía de mí y quiere que este a su lado para gestionar unos negocios importantes. Piensa en lo que ganareis Kendall y tú con el cambio: ¡una casa dos veces más grande que está, un instituto magnífico que os proporcionará una formación adecuada, amigos nuevos y muchas otras cosas! Además, Miami es una ciudad preciosa, ya lo veréis.
- ¿Quien es Derek Oviedo? - pregunta Kendall
- Un viejo y querido amigo nuestro de la universidad, además del jefe de vuestro padre- responde mi madre- Estoy segura de que Miami os gustara, chicas.
-¡Esa no es la cuestión, mamá! - replicó- Da igual si es la cuidad más bonita del mundo, ¡todos mis amigos están aquí!
- ¡Si, todos nuestros amigos están aquí! - repite Kendall.
- Es cierto, pero los amigos van y vienen, estoy segura de que haréis otros nuevos.
No doy crédito a lo que estoy oyendo. No puedo contener la rabia. ¿Como pueden ser tan insensibles?
- ¡No quiero hacer nuevos amigos! - suelto al final con los ojos llenos de lágrimas- ¡ Y no quiero dejar a Cass y a Dallas! ¡No puedo vivir sin ellos!
- Basta, Kim, estás exagerando. Existe internet. De una forma u otro seguiréis en contacto.
Mi madre siempre da por zanjadas las discusiones de esta forma: encontrando la solución más sencilla a cualquier problema, pero se de sobra que es difícil conservar una relación a distancia. ¿Cómo será la vida sin Cass y Dallas? ¿Cómo será dejar de verlos a diario, no compartir con ellos todo lo que me sucede?
Para no hablar de Ser... Esperaba tener tiempo para revolver nuestros problemas, para conseguir que volviera conmigo.

En cambio, todo se ha acabado.
Y ahora estoy aquí, a bordo de un maldigo avión, que no tardará en arrebatarme todas las cosas que dan sentido a mi vida. ¿ Por que todo me tiene que ser tan difícil?
Estoy sentada en el lado de la ventanilla y oigo que el avión avanza más deprisa, lanzándose hacia delante como un proyectil. Contengo el aliento mientras nos elevamos de verdad. Una fuerza me mantiene pegada al asiento y noto una sensación de vacío en el estomago. Tengo miedo y, al mismo tiempo, lo reconozco, siento un extraño estremecimiento de placer.
Sin saber cómo, encuentro el valor suficiente para mirar sobre la ventanilla. A nuestros pies se encuentra La ciudad de Los Ángeles, como nunca la había visto hasta ahora: una red de líneas, y formas geométricas que se van alejando. No la reconozco.
Algo me dice que van a ser las cinco horas más largas de mi vida. Muro alrededor y me concentro en dos niños que viajan con sus padres, y parecen alegres y tranquilos, como si volar fuera para ellos las cosa más natural del mundo.
En cierta medida los envidio. Esbozó una sonrisa y cierro los ojos con esperanza de poder relajarme y conciliar el sueño, a pesar del jaleo que están montando.
Al final me duermo y empiezo a soñar. Y el sueño es uno de los más raros que el he tenido en mi vida: estoy llorando y abrazando a un chico. Pese a que no puedo ver sus facciones l, notó un detalle: lleva un pendiente en el lóbulo derecho, una especie de media luna.
No sé quién es y, sin embargo, tengo la extraña sensación, mejor dicho, la certeza, de que le conozco desde siempre. Da la impresión de que sufre mucho, pero ¿por que?
Mueve los labios para hablar, y es realmente insólito porque solo dice: << ¡Despierta, cariño!>>.
Lo miro perpleja y acto seguido abro los ojos.
Es mi madre.
- Estamos en Miami.- me dice.




Bueno chicas, quería deciros que esta novela es parecida a My Dilemma Is You, de Cristina Chiperi, no es copiada, solo me guío de ella.
También quería deciros que esta novela va a tratar de Daniel Oviedo, no va a salir en ningún momento Jesús, porque solo he querido que salgo uno, os aviso.
También que si veis que aveces sale Kim, es porque es el diminutivo de Kimberly.
Creo que ya está todo dicho, espero que os guste la novela y me apoyéis muchísimo.❤️

Mi dilema eres tú. -Daniel Oviedo.Where stories live. Discover now