Capítulo 3

0 0 0
                                    

Marie y yo nos dirigimos hacia la cafetería, pero antes de llegar a mi destino alguien llega por atrás tapándome los ojos.

- ¿QUIÉN SOY? - grita euforicamente la persona detrás de mí, a quien reconozco de inmediato.

- No estoy de humor, pelirroja.

- ¿Ahora qué pasa? Gruñona.

- El profesor de química le encargó un trabajo en pareja, pero con el compañero de mesa. -Dice Marie, antes de que pueda decir algo.

- ¿Y que tiene de malo? Siempre te sientas con Julie. -dice Dina mirándome.

-Hoy no, llegué tarde y el único asiento libre era alado de un chico con muchos rulos que no conozco.

- ¿Y es guapo? Quizá esto te ayude a conocerlo.

-Un poco, pero ¡Dios! Es tan tímido y callado, ¡no puedo soportar eso, Dina! - agito mis manos haciendo que mi amiga de un paso hacia atrás. - a lo que Marie ríe.

- Tranquila, si es guapo no puede estar tan mal. - sonríe intentando calmarme.

- Este trabajo será algo difícil. - digo, y nos dirigimos las 3 a comer.

***
Salgo de mi última clase y en lo único que pienso es en encontrarme a ese chico, necesito que nos pongamos de acuerdo para hacer el trabajo.

Observo detenidamente por los pasillos hasta encontrar a una cabellera rizada ya conocida y correr hacia él.

- ¡Hey! ¡detente! - voltea algo extrañado.

- Hola -me da una sonrisa tímida.

- Hola, solo quería saber qué haremos acerca del trabajo, podemos juntarnos en mi casa - digo con una sonrisa forzada.

- Me parece bien.

- De acuerdo, ¿hoy a las 5?

- Ahí estaré - le sonrió y me doy media vuelta y empiezo a avanzar.

- ¡Oye, espera!  ¡aún no tengo la dirección de tu casa! - grita detrás de mí, y volteo.

-Es cierto - digo riendo por lo bajo.

***

Son las 3:47 de la tarde y estoy muriendo de sueño. Creo que pondré una alarma para estar despierta cuando Dylan llegue.

***
Oigo golpes en la puerta y me levanto asustada, tomo mi celular para ver la hora, son las 5:56 ¡demonios! Debe ser Dylan. Me paro rápidamente de la cama y me pongo mis tenis, me doy una mirada rápida en el espejo y corro hacia la puerta.

- Hola - abro la puerta dejando ver a un Dylan un poco rendido y desesperado. Ahora soy yo la que está sonriendo con pena.

- Hola, estaba apunto de irme - dice rascándose la nuca.

- Perdona, ¡de verdad que no fue mi intención tenerte aquí esperando!

- No te preocupes, no es como que la gente se ponga muy feliz con mi presencia.

Siento como se estruja mi corazón.

- Pasa.

- Pensé que nunca lo dirías - dice algo divertido.

Lo llevo a mi habitación y le digo que se ponga cómodo. No es algo que yo haga seguido,  cuando traigo hombres a casa nunca dejo que entren a mi habitación, eso es algo muy sagrado como para alguien que al día siguiente ni recordaré su nombre.

Le ofrezco algo de tomar a lo que él simplemente contesta con un "no, gracias"

- Bien, ahora veamos que vamos a hacer.









Trabajo de química.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora