Sus testículos golpeaban sin piedad el trasero de Gonzalo, creando ese obsceno sonido tan rico que lo complementan con jadeos y gemidos, casi como gruñidos, que solo son amortiguados cuando sus lenguas se encuentran antes del beso.
—¡Así, más! ¡Mgh! ¡Ahí, sigue! —Gonzalo murmuraba dentro de la boca ajena y se sujetaba con fuerza del cuello del pelinegro mientras trata de quedar sentado sobre el pene de este. —¡Oh Sergio! ¡Mgh!
—¡Mierda, Gon! ¡Ahh! —Cierra con fuerza los ojos. Aferra sus manos en las caderas del morocho, ayudándolo a brincar para enterrarlo más profundo —¿Así me quieres?, ¿Tan profundo? —Juega con la lengua de este.
—¡Sí! ¡Profundo! ¡Mgh! —Gonzalo se aferra de los fornidos hombros del menor, y con las piernas flexionadas, para apoyarse y rebotar.
Le gusta sentir el miembro de Sergio salir por completo y enterrarse de nuevo en su interior.
—Muy bien, bebé, así lo haré. — Su pene es completamente tragado por ese apretado ano, envolviéndolo con tal delicia que simplemente se deja llevar.
Lo esta disfrutando, más de lo que le gustaría. Aunque no importa en ese momento, lo que tiene que hacer es seguir haciéndolo gemir cual gata en celo y poder terminar en su interior. ¡Oh, sí! No por nada le costo trabajo convencer al morocho de no usar protección, porque quiere marcar primero a Gonzalo como suyo al rellenarlo de su semen. Claro, en caso de que Ramiro consiga llevárselo a la cama y piense lo mismo que él.
Sergio detiene, por unos segundos a Gonzalo en el aire, dejando su glande aun dentro de la rosada entrada. —¡Ahh! Sos hermoso. —¿Que necesidad tiene de mentir? —¡Mgh! — Y vuelve a encajarlo en su longitud aun erecta.
—¡Mgh! Sergio —Las mejillas de Gonzalo están muy rosadas, y ni hablar de sus adorables labios. Están realmente rojos cual cereza, combinados perfectamente con sus largas pestañas enmarcando sus brillantes ojos. —Sigue, Sergio, así! —Hunde su rostro en el cuello del contrario, dejando de envolver por sus fuertes manos aun sobre sus caderas, deslizándose de vez en vez a su trasero para abrirlas y enterrarse más.
—Masturbate para mi, bebé. —Pide mientras le abre más las nalgas —Tocate— lame el lóbulo de este tras morderselo.
Gonzalo solo asiente llevando una mano a su erecto pene para comenzar un hilarante subibaja al ritmo de las penetraciones. Su profunda voz es más grave con cada movimiento, sintiéndose venir en cualquier segundo.
Sergio sonríe en sus adentros, y cínicamente exteriormente, sabiéndose a punto de explotar dentro de Gonzalo.
Nalguea sin piedad al morocho, arrancándole chillidos que solo consiguen excitarlo más y saborear su victoria.—¡Mgh! ¡Ahh! —Contrae sus piernas alrededor del castaño, apresándolo con fuerza a su cuerpo sudoroso, para drenar su orgasmo en su suave cavidad.
—¡Sergio! Ahh —Aprensa fuertemente sus muslos contra la cintura del menor, sintiendo un errático espasmo tras su eyaculación y la de este en su interior.
A Gonzalo le gusta la idea de tener unos segundos más a Sergio en su interior mientras se contemplan y se besan tímidamente. Pero este solo ríe bajo y lo tumba en la cama para recostarse a su lado con una enorme sonrisa adornando su cinismo.
Claro que el morocho resiente el acto tan despreocupado y frío, aunque eso no le impide intentar acercarse cariñosamente y acurrucarse sobre los trabajados pectorales del pelinegro. ¿Que hace para verse tan fornido y deseable? —Sergio, esto fue...
—Fue solo sexo, Gonzalo. —Sin preocuparse de no cumplir la apuesta, se incorpora y comienza a vestirse.
—¿Que? —Arruga la nariz, queriendo comprender el cambio tan drástico de su amante.
—Nada, sólo recordé que tengo cosas que hacer y no puedo quedarme contigo. —Lo mira sobre su hombro mientras se viste —Así que, por favor, ¿Podrías irte? —Sin más, sale de su habitación.
Gonzalo se cubre con las sabanas y recorre cada centímetro de la cama en la que acaba de entregarle su virginidad a ese chico que ahora lo trata como trapo viejo. Como si fuera cualquier cosa. No tarda en llorar y en salir de la cama para vestirse y salir huyendo de ese lugar.
¿Como es que alguien tan dulce y tierno, pudo convertirse en un miserable infeliz tan rápido?
Lo ultimo que Sergio escucho, desde la cocina, fue un fuerte portazo.
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La Apuesta
Fanfiction☆ Two-Shot GonCelli _________ "-No te creo, estas mintiendo para que te pague más de lo que me darás cuando yo desflore a Gonzalo-. Ramiro no se inmuta de su posición, tumbado boca arriba sobre el césped, sosteniendo su cabeza con las manos. -Te es...