Cherry Waves

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Advertencias: Posible Ooc. Violencia.

Anime/Manga: Daiya no Ace

Pareja: HaruSawa (Haruichi x Sawamura)

Palabras: 1017 –songfic-

Canción utilizada: Cherry Waves-Deftones

Notas: Este Songfic lo realice debido a que tenía ganas de escribir algo con temática obsesiva ya que me libera estrés acumulado. Espero sea de su disfrute. Además mi beffa me había pedido hace mucho una temática con estos dos que tuviera algo similar, si lees esto Mille... espero valiera la pena.

 espero valiera la pena

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Cherry Waves

Eijun... si tuviera que mencionar que me gusta de ti podría englobarlo con un simple término: TODO. Desde el primer momento donde te vi entendí que mi vida no sería la misma.

Tan colorido como un campo de flores, tan cálido como los rayos del Sol y tan necesario como el oxígeno. Siempre fui la sombra que seguía aquella luz resplandeciente que emitías en la escuela o incluso en el campo de béisbol. En ese momento ya habías plantado la semilla de mi obsesión.

Mi amor fue creciendo gradualmente como una pequeña planta, brotando con paciencia y firmeza, siendo alimentado con tus acciones y palabras, las raíces se enterraron en mi corazón y se extendieron a lo largo de mi cuerpo, invadiendo cada rincón.

Harucchi.

Ese apodo estúpido es realmente encantador si sale de tu ruidosa boca. Pero ya no lo dices con el mismo cariño, ahora lo gritas con una voz llena de desesperación, rabia y dolor.

Te observo... desde la esquina de esta iluminada habitación, te retuerces con las esposas en tus manos y escucho el particular sonido del "clac" que hace el metal al golpear la cabecera de la cama.

Me maldices, pero solo puedo pensar que aún no comprendes la inmensidad de mi amor. En mi mundo solo existes tú, no hay nada más. Es como si navegáramos en un infinito océano donde las olas tambalean nuestra pequeña tabla, pero yo soy feliz... con solo tenerte a mi lado en medio de ese enorme y desolado lugar.

— ¡¿Qué demonios pasa contigo?! ¡Libérame!

Tu voz comienza a quebrarse y te ahogas con tus lágrimas, pero aun así te miras hermoso. Como la única flor de cerezo en el árbol que nació dentro de mí. La única entre las ramas secas de lo que creía infértil.

Decido levantarme de la silla en la que me mantuve quieto por horas y camino lentamente hasta el mueble donde luchas por liberarte ¿por qué sigues combatiendo contra el destino? No te dejaré marcharte nunca de mi lado.

Eres mío.

Observo tu rostro y veo los rastros de sangre que quedaron cuando te golpeé para meterte en aquel automóvil. Aunque te mires asustado, aun cuando estas herido, aun cuando el rojo adorna tu piel... te sigues viendo igual de perfecto.

—Eijun—pronunció tu nombre y veo cómo te pones rígido ante el miedo. Incluso odiándome te ves asombroso, logras que las raíces de aquel amor se entierren más profundo haciendo esto aún más resistente.

Es inevitable, nunca podrás escapar de mí. El crujido de la cama resuena cuando subo encima de ti y vuelves a clamar por piedad, por la salvación, por la libertad que jamás te daré.

Solo deja que las olas de mi mundo te consuman, ahógate en ellas y piérdete conmigo. Yo seré todo para ti. Un día lograré sembrar una semilla en tu corazón y te sentirás de la misma forma que yo.

—Te amo

—Estás demente.

Lloras e incluso de esa forma sigues luciendo maravilloso. No puedo evitar querer tocarte, marcarte, mancharte.

Me inclinó y beso los labios que tanto he querido probar. Te niegas y evitas que profundice aquella intimidad pero al final mi persistencia es mucho más grande que tu rechazo.

Tu boca es dulce, como las cerezas.

En un instante el sabor se torna en metálico y degusto el sabor de mi sangre con tu saliva. Me despego y la sangre gotea de mi boca cayendo sobre tu rostro apaleado, coloreándote.

No puedo evitar sonreír ante la hermosa pintura que se extiende debajo de mí.

Me perteneces.

—Suéltame por favor...

Insistes, sigues negando la perfección de nosotros dos juntos para toda la eternidad. Me inclino de nuevo para besarte y giras el rostro evadiéndome.

Comienzo a perder el control.

¡Por qué! ¡Deja de comportarte de esta forma!

Sujeto con fuerza tu mandíbula y siento mis uñas enterrarse en tu piel, de seguro estás gritando de dolor pero no puedo escuchar nada más. Solo quiero que te hundas conmigo en mi océano.

Vuelvo a profanar tu boca y esta vez muerdo tu lengua logrando que nuestra sangre se mezcle. El calor de tu cuerpo bajo mis manos me carboniza, incluso temo ser consumido hasta las cenizas y morir sin haberte hecho mío absolutamente.

Ante la falta de aliento me vuelvo a separar y más sangre brota de la comisura de tus labios. El rojo definitivamente te queda.

—Te amo—afirmo en cada oportunidad que se me brinda, quiero que mi amor te embruje como tú lo lograste conmigo.

Pero todo se derrumba en el instante que miro esa expresión de repudio. Tus ojos arden en desprecio y tú, mi tan resplandeciente Eijun, comienzas a volverte oscuro debido a tu odio hacia mí.

—Te odio, maldito enfermo, te odio ¡te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!

Cállate.

Cállate.

Cállate.

¡Cállate!

¡Solo cállate maldita sea!

¡Tú eres el único culpable de tu perdición, si no te hubieras aparecido en mi vida yo no tendría que consumirme en este deseo!

¡Si tan solo no existieras yo...!

Mis manos rodean tu cuello y aprieto con fuerza, solo quiero dejar de oír tu desprecio, si no son palabras dulces no las quiero... ¡tú eres mío!

Observo como intentas desatarte pero solo provocas que el metal resuene con potencia. Estas a mi completa merced.

Poco a poco ese dorado brillo en tus enormes ojos va perdiendo más y más luz y tu voz se ahoga con aquellas olas cerezas de nuestra sangre.

Pierdes el conocimiento y te suelto.

Puedo ver como unas marcas rojas adornan tu cuello como si fuera un collar que marca mi propiedad y no puedo evitar reír. Me acuesto a un lado de tu cuerpo y miro el blanco techo.

¿Acaso no es esto perfecto?

En esta pequeña habitación aprenderás a amarme un día. Mientras tanto, seguiré ahogándote en las olas de color cereza hasta que decidas hundirte en la profundidad de nuestro amor.

Esperaré a que despiertes de nuevo.

Esperaré a que me ames por completo.

Y sí ese día jamás llega... entonces solo tendrás que aceptarme porque jamás serás libre.

—Te amo Eijun.

Fin.

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