De pequeña, pasaba todo el tiempo con mi abuela ya que mi mamá y mi papá tenían mucho trabajo, con mi abuela charlabamos ha cerca de cualquier cosa que se nos hiciera divertido, incluso un día llegamos a hablar de amor, felicidad, tristeza, soledad e incluso la muerte.
Les haré un pequelo resumen:
Sobre el amor dijo que eso, llega inesperadamente, sobre la fecidad; que eso depende de nosotros y de como veamos al mundo, sobre la tristeza; que ese es un sentimiento muy débil si sabes manejar la felicidad, que la soledad llega si nosotros la buscamos y que la muerte es algo que tarde o temprano llega.
Aquella conversación fue la más larga y sería, y eso que apenas tenía 7 años.
"Sonreír es fácil, solo tienes que saber elegir a las personas perfectas que te hagan sonreír tal cual y como yo lo hago, Caroline". Estas fueron las palabra de mi abuela antes de morir en mi noveno cumpleaños.
Mi abuela siempre fue la razón por la cual me anima para hacer las cosas día a día.
Después de la muerte de mi unica abuela, me volvi apartada de todos los niños y de paso tenía que quedarme sola en casa, puesto que mi papá se la pasaba viajando, y mi mamá pasaba encerrada en su oficina.
Hasta que un día....
Llegué de la escuela normal, como siempre me dirigí directo a mi habitación, pero me detuve en seco cuando escuché sonidos raros proviniente del cuarto que se suponía que era de mis padres. En ese momento tome la peor decisión de mi vida.
Abrí la puerta y en ese instante me enteré que mi papá había vuelto de su largo viaje, pero de una manera muy mierda. La escena era así: una morena con tetas de silicona al igual que su trasero se encontraba encima de mi padre.
Salí corriendo, y lo primero que pensé fue en decircelo a mamá. Pero con la suerte que tenía nada acabaría bien para mi.
No regresé a la casa hasta las 10, hora exacta en el que llegaba Elizabeth, si, así se llama mi madre.
Cuando la vi, no tuve el valor de decir lo que había visto.
Pero Ricardo no se salvó de no ser descubierto. Días después, cuando yo apenas llegaba de la escuela, me di cuenga que Elizabeth trato de darle una sorpresa llegando a la hora de almorzar por este, pero la sorpresa fue para otra.
Pues si, mi mamá lo encontró en pleno acto, y como me lo esperaba mi mamá armo tremenda escena, sacó a la puta de papá de los pelos y luego comenzo a tirar la ropa de él por la ventana, incluso tiro un zapato que le cayó en la cabeza a mi papá.
Cuando subí a ver a mi mamá, ya que yo había observado todo desde abajo, agache mi cabeza
-Lo siento mamá, t-tu tuve que decirtelo antes.
Elizabeth me agarró por los hombros con mucha rabia.
-¿Tú lo sabias?- después de mover la cabeza en respues de si, continuó ahora a gritos- ¡No puede ser que hasta una estúpida niña como tú lo haya sabido! ¡Y ni siquiera me lo dijiste!
-No quería hacerte daño- respondí llorando
-¡Pues mira como acabe tonta! ¡Largate de mi vista! -dijo tirandome en direccion de la puerta- ¡Te odio! ¡Yo nunca te quice tener! ¡Todo fue idea de Ricardo! ¡Yo nunca te quice ni te querre!
Genial ¿no? Con 12 años escuchar decir eso de parte de tú madre es algo demasiado normal.
Y esto solo es en mi casa.
En mi escula, no sé como, pero se enteraron de lo sucedido en mi casa.
Susan y Ashley se me acercaron, y sabía que no venían con buenas nuevas.
-¿Cómo le va a la rata de biblioteca?- sonrio Susan y Ashley le siguio el juego
-Vamos Sus, no hay que ser malas, bastante tiene con que no la quieran en su casa.- Susan se río a carcajadas como si fuera el mejor chiste del año, pero yo no estaba dispuesta a seguirlas escuchando así que tome mi mochila y me levante dispuesta a irme.- ¡Hey, hey, hey! ¿A dónde creee que vas?, no hemos terminado.
Susan me agarró los brazos y se puso detras mio, y luego Ashley comenzo a darme golpes en el estomago.
-Creo que es mucho por hoy, pero el lunes nos vemos- dijo gillandome el ojo.
Y si, ahí estaba yo, tirada en el suelo, una vez más.
Aún no sabía que le había hecho a esas dos para que me trataran de tal forma.
Eran unas perras, pero son dos contra una, y así básicamente perderé en todas.
