"caperucita bicolor"

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Una Versión diferente....

"caperucita bicolor"

Aquella joven de 48 (cuarenta y ocho) años de pelo corto como un varón, morocha, ojos medianos de color celeste, cara pálida, cabello lacio, nariz  puntiaguda, delgada; en fin vestía continuamente un  vestuario infantil, mezclada como un payaso. Esta chica había nacido en una de las ciudades más importante de argentina, situada en la región centro-este del país, sobre la orilla occidental del Río de la Plata, en plena llanura pampeana. En el cual ella subsistía en un barrio rodeada de jacarandas o tarco, (Su nombre genérico es de origen guaraní y significa madera dura); Sus hojas son compuestas, finamente divididas, grandes, Las flores son grandiosa, hermafroditas, de color azul violáceo, tubulosas, dispuestas en amplias panojas terminales; en realidad,  las que había alrededor de su casa sostenían un intenso color violeta fuerte, dándole al lugar un extraordinario paisaje de inmensos árboles, llenando las calles de paz, armonía, alegría, como también un pintoresco trayectorio para los turistas extranjeros.

Ella era muy  dependiente y obediente  de lo que decían sus padres de manera rara e inofensiva para todos. La llamaban por su indumentaria, "caperucita bicolor". Su encanto físico quedaba anulado por su inmadurez de no querer crecer; nadie sabía la razón de sus torpezas e infantiles acciones y acercamiento a sus progenitores, cada palabra era sumamente ignorada por los  integrantes, que vivían con ella, en una pequeña casa blanca con rejas de color  blanco con oxido.

Las personas cultas del lugar no podían explicar, cómo es que no ha ido a estudiar o a vivir sola; parecía una nena por su falta de comprensión, además de ser tan insociable, solitaria, cómo también tímida; en definitiva se comentaba en el barrio que sus progenitores la vigilaban hasta cuando hacia el único trayectoria que concebía en el exterior de su hogar. Por el cual las malas voces pronunciaban sin cansarse que su hija, ya demasiado grandecita se encontraba en ese complicado estado sufragáneo (dependiente); gracias a ellos, su "familia",   con sus obsesiones de la inseguridad, la muerte, además que se vaya con alguien o solamente que empiece a vivir su vida.

 Asimismo la madre de caperucita con sus 80 (ochenta) años, luchaba para  poder tenerla siempre a su lado; ésta era soberbia, exageradamente cruel, desconsiderada, egoísta 100% (cien por ciento) de un modo monstruoso. Por el cual la "niña", tenía poco carácter, sin embargo los padres discutían día a día para que no se  marche la joven de lo programado:

-¡hoy nos tienes que llevar al doctor! Y ¡luego a la farmacia!- afirmaba el padre.

-bueno-contestaba la chica sonriente, tranquila, como una estatua.

-¡ah no te olvides querida, dé esperarnos afuera de la farmacia, bien pegadita a la puerta!-la mujer grande, le exclamaba, como también le recordaba que no era independiente.

-¡no te olvides!- gritaba su madre, de vuelta con voz ronca a causa de los malos hábitos; acordándole lo mencionado anteriormente.

-¡y no te alejes del médico, tampoco te acerques, permanece en la sala, de espera hasta que salgamos! ; ¡tenè cuidado! , ¡¡Quédate callada, no hables con nadie, ni vayas al baño si no estamos!!-el padre le rememoraba sus obligaciones

-si-la muchacha respondía cariñosamente, (a la vez  acentuaba con la cabeza)

-¡nena! ¡Más respeto, soy tu padre!-el hombre prorrumpía  y le golpeaba  en la espalda de caperucita con su bastón de madera persistente; Esté, Mostraba un sentimiento de forma repentina e intensa, hacia  cualquiera que no hablara o pensara, como quería.

-sí padre, gracias por acordarte de mí- contestaba ella.

-¡te estas olvidando de alguien! , ¡No me hagas enojar! , ¡Pequeña sabandija! , ¡Habla! ¡No te quedes callada!- el padre le exigía a la chica que dialogara. Esté estaba cada vez más afónico, a causa de sus gritos escalofriantes; al mismo tiempo, potencialmente le daba una paliza con el bastón de tronco, acabado en barniz, de goma anti-resbalante y reforzada en su interior, con alma de acero para mayor duración; lastimándole la espalda y su cuello; la "niña" se encontraba en el piso blanco del comedor-cocina   atontada, aturdida. Aparte poseía en su cara pálida, Algo Que destacaba entre los demás, por alguna razón sostenía una agradable  sonrisa entre las lágrimas transparentes, estaba feliz, a pesar de los insultos, humillaciones y maltratos agresivos.

-sí padre y madre, gracias, por rememorarme mis necesidades – respondía caperucita, ésta seguía ensangrentada sobre el suelo, contenía gestos cordiales  hacia sus progenitores; aunque cada vez más difícil. La "pequeña"  no salía nunca a la calle, solamente para acompañarlos al médico, después contribuía a atenderlos en tareas de la casa, Lamentablemente, era sin lugar a duda algo muy ridículo, grotesco, para una persona de cierta edad, además no trabajaba, se necesitaba algún don o un oficio, de manera que la muchacha, se encontraba desempleada, en el cual abundaba hacer cosas hogareñas como ama de casa, pero sin sueldo. De manera que era mantenida por la jubilación de ambos progenitores.

El padre de la descendiente tenía 82 (ochenta y dos) años era sumamente despreciable, alcohólico, violento, cortante, estricto, asimismo su carácter siempre lo acompañaba. Entretanto la madre de caperucita había  tenido el mal hábito de fumar, era insoportable, mal hablada, orgullosa, metida, ignorante; en fin ellos arruinaban y traumaban a su grandecita hija aunque en verdad esta muchacha  devastaba sola su propia libertad. Tal vez poseía alguna razón en especial, como que era lo único que conocía o  sentía tanto afecto, cariño, además que estaba acostumbrada a vivir así, no se podía imaginar la vida sin éstos como también el temor a vivir lo nuevo .sin embargo cuando estaba sola, ósea en su dormitorio, dormía y se sentía como un adorno añejado, viejo de tanto uso, en una habitación; lentamente caía rendida en su cama.

La chica tenía que atravesar todos los días, después de los severos maltratos, una bonita arboleda, un parque de diversión y un cine, para llegar al doctor, La farmacia, en definitiva también a la casa. La "niña" estaba al consultorio callada miraba el piso, mientras esperaba a sus  padres, luego cuando salían, estos furiosos le exclamaban a la joven dama:

-¡Más vale que hayas hecho todo lo que te dijimos! ¡No habrás hablado absolutamente con nadie, por qué si no yo te voy a...!- el padre la amenazaba en voz baja , siendo interrumpido por su esposa.

-¡y espero que no hayas  mirado a las personas; sabes que son malas, te asaltan, matan, es inseguro. Nosotros te vamos a proteger para siempre y no te va a pasar nada...!-la madre de la muchacha interrumpía a su marido gritando en la sala de espera  .rememoraba a su hija lo cuanto la quería ,para ella sola.

-no, me quede como siempre en silencio con la mirada fija hacia el suelo-caperucita  en voz baja, explicaba a sus progenitores.

-¡júralo!- su padre la mandaba a la pequeña.(asimismo le pisaba un pie con el bastón)

-¡lo juro por dios!- "niña"

-bien-respondía su madre que sonreía burlonamente, sin ofrecer ninguna muestra de cariño; como también le indicaba con señas a su esposo que le dejara de hacer daño a la chica. (El hombre disimuladamente (ya que había gente), había dado fin a su acción)

-¡quiero comprar los remedios!-mientras el padre afirmaba con un tono de voz grabe, sacaba de su saco percudido una botella  de vino tinto, prontamente la ingería de manera que en unos minutos ya la había vaciado.

Si- acento con la cabeza la mujercita; esta vez ya no se sentía tan tranquila

Luego durante esa trayectoria hacia la farmacia los progenitores de esta, entraban y  la joven se quedaba en la puerta esperaba como un perro atado; acostumbrada a esos sucesos, siempre con una sonrisa; aunque cuando éstos salían, caperucita recibía una cachetada además de quejas, como si ella estuviera haciendo las cosas incorrectamente.

-¡niña! ¿Estas alegre?-expresaba su mamá, enfurecida la interrogaba.

-si es que me aburría-respondía la muchacha

-¡ha, no me digas que ya no que estemos contigo! ¡Yo te crie, te tuve en mi pansa soportaba la tempestades solo para que pudieras vivir! ¿ y así es como me pagas tantos años cuidándote del mundo diabólico ?-madre

-¡¿A SI NOS PAGAS?! , ¡TANTOS AÑOS DE AMOR QUE TE DIMOS Y SOLO CONTESTAS "ESTOY ABURRIDA"- seguía su progenitora gritándole con más fuerza malévolamente

-perdón, perdón-la joven le rogaba piedad, a la vez tartamudeaba cada vez más fuerte, también se le caían algunas lágrimas...

-¡NO TE HAGAS LA VICTIMA, QUE TE QUEDA MUY MAL CAPERUCITA!-el padre enojado, en voz alta maltrataba a su hija; al mismo tiempo alzaba su bastón de madera y se lo atravesaba por la cara de ésta, dejándole la mejilla, el labio superior, como también los ojos y nariz, toda ensangrentada.

-¡vamos a casa!-la mujer exclamaba a su hija.

-si –la chica  expresaba  dulcemente. Sentía que todo  le pasaba  porque ella se lo buscaba, aunque en su interior sabia la verdad  de sus acciones.

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⏰ Última actualización: Jun 06, 2016 ⏰

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